Pienso, como docente, que un elemento fundamental contra el
fracaso escolar y el abandono escolar prematuro en las etapas
escolares, ahora que se está tanto hablando de él y de medidas para
paliarlo o reducirlo, es la escolarización en la etapa de educación
infantil.
Una etapa, que desde mi punto de vista, es fundamental para el
desarrollo de niños y niñas, y que les permite construir su
personalidad, ampliar sus experiencias y favorecer su desarrollo
social.
La escolarización de 0 a 6 años resulta un mecanismo esencial
para combatir las desigualdades de origen, para insertarse en el
ambiente escolar y para prevenir posibles dificultades de aprendizaje
posteriores.
Desde esta perspectiva, es fundamental la concepción de esta
etapa, como etapa educativa y no asistencial.
Por el contrario, las pretensiones del Gobierno van en la
dirección de considerar el ciclo 0-3 como asistencial, despojándolo
de todo contenido educativo. Ello supone un retroceso que repercutirá
tanto en la formación del alumnado como en un empeoramiento de las
condiciones materiales de los centros como en relación con el
profesorado, al que no se exigirá la necesaria cualificación.
Sin desdeñar la función de apoyo a las necesidades sociales de
cuidado que generan los horarios laborales en las familias, que debe
cumplir la escolarización de niños y niñas de 0-3 años, es
necesario poner el acento en la importancia de una orientación
educativa de esta etapa, lo que posibilitará una formación para la
comunicación, las pautas de convivencia y socialización y el
descubrimiento positivo del entorno inmediato.
Esta concepción nos lleva a rechazar la concesión de la gestión
a empresas privadas que no tienen ninguna vinculación con la
educación y que solo buscan la rentabilidad económica desde
parámetros puramente mercantiles, al margen de las necesidades y las
características socioemotivas del alumnado.
Por otra parte, los dos ciclos 0-3 y 3-6 componen una etapa
educativa con entidad propia, cuyos objetivos se corresponden con los
procesos de desarrollo de la infancia en estas edades, resultado de
la interación de factores fisiológicos y factores sociales.
Me gustaría acabar el artículo mostrando mi rechazo a la
pretensión del gobierno de quitar al primer ciclo de esta etapa el
carácter educativo y a la vez, reclamar, desde mi punto de vista
como educador: una oferta universal de centros educativos de
titularidad y gestión pública desde los 0 años. Unas condiciones
materiales de los centros que posibiliten una experiencia educativa
de calidad y por último un profesorado cualificado pedagógicamente
para la atención a estas edades, para así luchar desde la temprana
edad contra el fracaso y abandono escolar prematuro.