Agentes
de la Policía Nacional han detenido ayer en València a una mujer de
32 años, de origen español, como presunta autora de un delito de
hurto, tras distraer a la moradora que le permitió entrar ya que se
hizo pasar por una asistente social, mientras tanto otra persona
entraba en la vivienda y se apoderaba de joyas por valor de 10.000
euros.
Las
investigaciones se iniciaron hace unos días al tener conocimiento
que a una mujer le habían sustraído de su domicilillo de Valencia
varios efectos, dinero en efectivo y una gran cantidad de joyas.
Durante
las investigaciones, los policías averiguaron que la víctima, una
mujer de 83 años había abierto la puerta a otra mujer que decía ir
de parte de asistencia social ya que la había solicitado, accediendo
así a la vivienda y con la excusa de hablar con ella se fueron a
otra estancia, dejando la puerta de entrada abierta sin que la
víctima lo viese. Tras media hora hablando, la mujer se despidió y
al salir de la vivienda fue cuando la víctima se percató de que la
puerta no estaba cerrada y la habitación contigua revuelta, echando
a faltar 600 euros y una gran cantidad de joyas de oro como cadenas,
pulseras, anillos, medallas e incluso una moneda de plata de la
conmemoración de la Constitución todo ello valorado en 10.000
euros.
Como
consecuencia de las investigaciones, los agentes averiguaron la
identidad de la sospechosa y tras ser localizada fue detenida en
Valencia como presunta autora de un delito de hurto.
La
detenida, con numerosos antecedentes policiales, tras ser oída en
declaración fue puesta en libertad, no sin antes ser advertida de la
obligación de comparecer ante la Autoridad Judicial cuando para ello
fuese requerida.
Timo
del “vaso de agua” o “de la sobrina”
En
este tipo de hurtos, generalmente es realizado por mujeres, solas o
en parejas, una de ellas aborda a la víctima en el portal del
edificio o directamente les llama al timbre de la puerta de su casa y
con la excusa de ser un familiar de un vecino, del que dicen su
nombre de pila para dar credibilidad a la situación o encontrarse
mal, la víctima les permite la entrada a su casa, como gesto de
amabilidad, momento en que la distraen dándole conversación o
pidiéndole generalmente un vaso de agua para que el morador se vaya
a la cocina o a otra estancia, y así poderle facilitar el acceso a
ella u otro/as compinches a la casa y sustraer joyas, dinero y
efectos de valor.
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