Sergio Adelantado junto a la directora de Caxton College y dos miembros del Consejo Escolar. EPDA
Profesores y alumnos de Caxton College en el stand de Ucrania. EPDA
Varios
pisos del edificio de Secundaria de este colegio británico se transformaron durante
unas horas en un recinto gastronómico. Donde antes había pupitres y material
escolar, ahora encontramos coloridas instalaciones con platos típicos de países
tan dispares como Egipto, Ucrania o Colombia. El ambiente que se vivía en las
aulas y pasillos entre profesores, alumnos y padres era absolutamente festivo
porque no solo estaban comiendo juntos sino que, a la vez, se estaban intercambiando
hábitos y emociones culturales. Y es que cada país, junto a la variedad de
platos que exponía para su degustación, mostraba su música tradicional, sus trajes
típicos e imágenes y símbolos identitarios.
“Me
gusta mucho este proyecto educativo y también la difusión que desde programas
televisivos orientados al público infantil se le está dando al oficio de chef. Me
alegro mucho porque los cocineros representan valores arraigados al esfuerzo
continuado, a la cultura de lo sano y a la perseverancia. Sin embargo, no son
un referente para los adolescentes como puede ser un futbolista o una estrella
del rock que, desgraciadamente, no siempre son el mejor ejemplo para sus
seguidores”, asegura Adelantado.
Con
esta experiencia culinaria globalizadora Caxton College fomenta la relación
entre alumnos de más de treinta y dos nacionalidades que conviven a diario en
el colegio. De este modo, y de una manera muy emocional, se construyen nuevas
amistades, se promueve el conocimiento de otras culturas y, sobre todo, se
destruyen falsos estereotipos que en ocasiones solo sirven para justificar
rechazo entre los alumnos sin motivo alguno.
Por
tanto esta feria de la interculturalidad, en la que son los propios alumnos,
junto a sus padres y profesores, los que preparan todas las actividades con el
apoyo del colegio, un año más, deslumbra por su profesionalización y por el
mensaje de fondo que traslada a los asistentes y que bebe del proyecto
pedagógico anual “Una escuela, una
comunidad”
Sergio
Adelantado recorrió la gran mayoría de los países expuestos y degustó algunos
de los platos mientras comentaba distendidamente con los participantes su
preparación e ingredientes. Disfrutó mucho de una de las recetas más conocidas
en Jamaica llamada Ackee and saltfish: una combinación de pescado salado con
una fruta tropical típica de la isla. También probó un crepe
dulce elaborado por los promotores del
stand de Rusia, quienes afirmaban con simpatía que los franceses habían imitado
su receta y la suya era la original. Así mismo sus paradas en China y Colombia
fueron significativas al saborear algunos postres que le recomendaban.
“En
definitiva, la gastronomía es cultura, por lo que las regiones o los países no
solo deberían potenciarla como reclamo turístico sino también como parte de su
cultura. A nadie se le ocurre cuestionar que un museo como El Prado forme parte
de un plan cultural y que, al mismo tiempo, sea un reclamo turístico para una
ciudad. Con la gastronomía deberíamos de llegar a ese mismo punto de
entendimiento”, reivindica Adelantado.
En esta fiesta cultural
gastronómica no podía faltar el punto de encuentro valenciano, en el que los
fartons, los buñuelos de calabaza y otras delicias gastronómicas autóctonas
hicieron disfrutar a muchos de los asistentes que acudieron a esta ceremonia de
alianzas culturales. “Debemos tener en cuenta que la comida
es algo más el hecho de ingerir alimentos, tiene un aspecto social y cultural
que debemos impulsar. Por eso, es interesante que desde los colegios se lancen
proyectos relacionados con la gastronomía como un capítulo más de la educación
y de la cultura que reciben los alumnos”, concluyó el Presidente de la Academia
de Gastronomía Valenciana quien, satisfecho con la visita, se prestó a lanzar
interesantes propuestas para introducir en el próximo certamen.
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