Exposición itinerante. EPDA La exposición itinerante El país
que va fascinar Jean Dieuzai iniciará su recorrido en Sagunto,
donde estará expuesta durante un mes en el Centro Cívico, antiguo
sanatorio de Puerto de Sagunto. Esta obra fotográfica del autor
francés, que continuará por otras ciudades de la Comunidad
Valenciana, acerca al visitante a la sociedad valenciana de 1951 y
1971 y le permite reflexionar y entender su pasado.
La muestra está organizada por el
Museu Valencià d’ Etnología, con la colaboración del
Ayuntamiento de Sagunto, y en ella se podrá observar la extensa obra
de Dieuzai que reúne las imágenes que captó en Valencia en julio
de 1951 durante el viaje que lo llevó a recorrer varios lugares de
España y Portugal. En las fotografías advierte una forma de vida,
costumbres y unas tradiciones contrapuestas a la Europa Occidental
que estaba atravesando una época dorada gracias al crecimiento
económico que experimentaba.
El autor francés, nacido en 1921 y
fallecido en 2003, recorrió la península ibérica para ilustrar la
España del sur y Portugal. Sin embargo, una vez aquí se desprendió
de las indicaciones de su editor y en vez de fotografiar monumentos y
paisajes, Dieuzaide decidió captar a las gentes y a las realidades
cotidianas de la calle y el trabajo, centrando su mirada en la
ciudadanía. Por su trabajo en España y Portugal, y luego por
Turquía, es considerado un fotógrafo humanista.
El mismo fotógrafo declaró para el
catálogo de la exposición celebrada en Valencia en 1990, en la sala
Parpalló, que “con la fascinación del descubrimiento inicial,
y no teniendo otro fin que mostrar lo que no existía en mi país, me
sumergí amorosamente en el seno del país, amorosamente aprehendido
desde mi uso de razón”. Y aseguró que prefirió retener y
preservar “las realidades cotidianas de la calle o del mundo del
trabajo, esencialmente artesanal y rural, los gestos ancestrales de
los pescadores, la mística religiosa, la sensualidad de la mujer, la
dulzura o el orgullo de su cara, la arrogancia de su cuerpo, la
emoción de su carne, de la misma manera que las complicidades del
rostro de un niño pequeño; y también el universo de las personas
pequeñas, portadoras de su honor y su alegría”.
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