Jaime García.
Oímos
con frecuencia que ciertos políticos de la izquierda llaman
“franquistas” a los miembros del Partido Popular, apelativo que
se dice con ánimo despectivo e insultante. El General Franco
hace 40 años que falleció. Fue un personaje clave en nuestra
Guerra Civil. Querer expresar hoy con libertad el papel
desarrollado por este personaje, sería ponernos una soga al cuello.
Hoy, si usted quiere que le aplaudan, magnifique la política de la
República, exalte a Azaña, a Largo Caballero, a Besteiro… Y con
seguridad le darán un Oscar. Si hace lo contrario le pondrán muy
pronto a los pies de los caballos.
Son
muchos los intereses de politizar el tema de la Guerra Civil
Española. Algunos excelentes historiadores, que han escrito sobre la
Guerra Civil, alejándose
del
guión oficial, se les ha tildado de fascistas, se ha rechazado
que ofrezcan charlas en ciertas universidades o se ha hecho
pedorreta a sus conferencias. Esta España nuestra que no
perdona a quien discrepa de la “verdad oficial”.
Lo
curioso es que muchos políticos de la actual izquierda
nacieron bajo el Crucifijo y la foto de Franco, pero hoy
reniegan de sus progenitores y exhiben un antifranquismo de un par de
narices. Quieren borrar con palabras y gestos el estigma
franquista de su genética. Silencian a sus padres y alegan que
fueron engañados. Hoy no les avergüenza levantar el puño
y cantar la Marsellesa. Lo políticamente correcto es ser
antifranquista. Algunos jóvenes exhiben su antifranquismo
cuando ni conocieron a Franco, ni hicieron la guerra. Hablan de
oídas. Olvidan que, gracias a papá franquista, gozaron de una vida
plácida de la que ahora se avergüenzan. Hoy no es un buen
pasaporte político decir la verdad.
La
Guerra finalizó hace 70 años. Pocas personas quedan que, de visu,
puedan darnos una explicación de la misma. Hoy está mal visto
recordar que las derechas fueron represaliadas, encarceladas y muchos
de sus miembros condenados a muerte al amanecer. Se pone en duda
incluso Paracuellos y se silencian los miles de crímenes que
realizó el Frente Popular. Cierta izquierda ha intentado
suavizar, e incluso justificar, ciertos hechos vergonzantes. Se ha
hecho de la mentira un arte. Nos ofrecen una Guerra Civil desdibujada
y desconocida. Se prefiere cerrar los ojos a la realidad y
culpar de dicha guerra a las derechas.
Nunca
justificaré las muertes que el General Franco infringió después de
la Guerra. Ni jamás me congratulo de los odios y rencores que
dicha guerra dejó entre los españoles. La Memoria Histórica de
Zapatero ve la Guerra Civil con un solo ojo. Pretende políticamente
dividir España en dos. Culpa a unos y justifica a otros.
Resalta las crueldades de unos y silencia la de los otros. Se falta
total y absolutamente a la verdad. Y la verdad es la verdad, dígala
Agamenón o su porquero.
Indalecio
Prieto, socialista, nos dejó estas palabras: “Los hombres,
vencedores o vencidos, pasan, y España queda. O debe quedar. Y
a fin de que quede España, la concordia ha de extinguir
los rencorosos afanes de nuestra venganza”. Magnífica expresión
de un político de izquierdas que vivió personalmente y con
intensidad la Guerra Civil Española.
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