Ejemplar de "Lo que es español esconde". El filólogo Juan Romeu, colaborador del departamento de«Español al día»de la RAE,acaba de editar con Larousse el manualLo que el español esconde. El subtítulo de esta valiosa herramienta lingüística promete y, además,cumple; ¡palabra!:Todo lo que no sabes que estás diciendo cuando hablas, advierte. Su estilo llama la atención por locercano y,a la vez, culto: asociando conceptos, enlazandovocablos con la amenidad de una exposición, este filólogose las arregla para que suscomentarios calen en el lector. Aderezan la obra primorosas ilustraciones que recuerdan a los diccionarios de nuestra infancia, lo que doblasu atractivo.
Estudiosos de nuestra lengua, curiosos, periodistase incluso los niños tienen aquí a mano una mina para saciar sus dudas o, cuando menos, para retarse a nuevas preguntas y hallazgos. El fin es enriquecerse con el tesoro del español, saborear desde sus raíces (cultas o populares), todo lo que puede dar de sí para que todos podamos comunicarnos más y mejor en cualquier ámbito o registro.
Romeu es comprensivo y comprensible, ya que si bien aboga por el respetoa las normas académicas, se muestra abierto a aportaciones significativas que llenen un huequecito más en nuestro arsenal (caso de 'gogó', término incluido en el diccionario de María Moliner). Muy curioso es que la Academia recoja 'de buten',que yausaban Valle Inclán y Galdós, y no 'dabuten', por ejemplo (cosaque sí hace el María Moliner).Romeu, que ha trabajado en la redacción de laGramáticade las Academias,insiste en que«debería darse más importancia en el colegio a explicar cómo se utiliza un diccionario». Fijarnos en si una palabraestá marcada como vulgar, en desuso o si es extranjerismo ayudaría mucho a evitar confusiones; 'cocreta', por cierto, que tanto revuelo ha armado, no está.Tomando la palabra a Gregorio Mayans, en susOrígenes de la lenguaespañola,Romeu afirma que«tanto losque abominan de los extranjerismos como los que los jalean se engañan».
Seguro de que una«gramática guay» sería, literalmente,el acicate ideal para fomentar en los niños el gusto por la lengua, Romeu deja perlas como'tócate las narices' y 'cágate'a la hora de explicar qué es el imperativo retórico; ¡flipa! Fíjate tú: así a más de dos se les quedaría la lección.
Parte del origen de la irritación que causa el supuestolenguaje sexista la ve el autor en que se encasille el género como masculino o femenino. Así, añade que«a veces, porel desmedido empeño de mejorar algún aspecto, se llega a extremos que amenazan con poner en ridículo la que es sin duda una comprensible campaña». Como ejemplo de esto pone 'monomarental' frente al correcto 'monoparental': creen algunos que 'parental' tiene que ver con 'padre', cuando en realidad alude a 'parir', lo que, ¡qué cosas!, tiene más que ver con la madre que con el padre (aunque se refiera a ambos).
Palabras«precisas y preciosas», algunas poco frecuentes, como 'intempesta' o 'lubricán', son otras de las joyas por descubrir junto al uso de los actuales emoticonos, malapropismos, falsos amigos,bugs... Esta obra potencia la pasión por la etimología, la cual, además de aclarar dudas ortográficas,«permite entender qué relación tienen las palabras entre las que no se presenta ninguna conexión aparente», como Romeu apunta.
Quienes prefieran bucear encontrarán también soluciones a sus dudas enla webhttps://sinfaltas.com/y enhttps://www.facebook.com/gramaticaparacarmencita/?ref=page_internal,ambas con el cuño de Juan Romeu.Lo que el español escondees,en fin,el libro que, sin falta, todos debemos leer y releer.
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