Qué duda cabe que la
periodista Cristina Pardo está de moda y se ha convertido en la periodista para
todo de La Sexta. Atresmedia ha sabido valorar la versatilidad de Pardo más
allá de su gran instinto periodístico y el haber mantenido -y en ocasiones
superado- las audiencias de su mentor Antonio García Ferreras capitaneando en
más de una ocasión la presentación de la tertulia política líder del medio día
Al rojo vivo.
Salvando las distancias el
caso de Pardo y Ferreras, recuerda al de María Teresa Campos y Jesús Hermida.
TVE vio en Campos un potencial más allá de colaboradora aventajada y con el
tiempo consiguió dar con una de las profesionales icónicas de la historia de la
televisión en España (pese a su declive personal aceptando propuestas como Las
Campos).
A Pardo se le acumulan los
proyectos: la colaboración en El Hormiguero y la Campanadas en La Sexta, que
han mostrado otra faceta más desenfadada de la siempre sonriente periodista.
Los especiales Malas compañías que tan bien están funcionando, seguirá como
tertuliana esporádica en Al rojo vivo y cómo no, su aparición en las noticias
de la cadena cuando ocurren acontecimientos especiales o elecciones. A todo
ello, se le suma Liarla pardo un nuevo programa que llegará tras el fin de las
vacaciones de Semana Santa.
Todo un reto para ambas
partes. Para La Sexta porque tras más de diez años en antena por fin va a
apostar en serio por el day time de los fines de semana. Intentando que este
programa triunfe y junto a las buenas ofertas del prime time (La Sexta noche,
Salvados, El objetivo y Expediente Marlaska) les empuje a subir en fin de
semana, únicos días donde Cuatro consigue superarles en audiencia sobre todo gracias
a que sus ofertas cinematográficas, eso sí más costosas, hacen mejores números
que las películas prehistóricas de la cadena verde. La llegada de Arús podría
completar o sobredimensionar esta franja, aunque de éste último aún nada se
sabe.
La Sexta abrirá por primera
vez una ventana al directo durante las tardes del fin de semana, se rumorea que
de 6 a 8 antes de las noticias de la noche. Y donde por fin tratará más temas
que no sean política. La Sexta necesita aligerar un poco el peso y la imagen de
tele política que tan bien le funciona. No por nada, sino por intentar captar
la atención de un target más amplio, más juvenil y más femenino. Pardo luchará
previsiblemente cuerpo a cuerpo con los incombustibles telefilmes de Antena 3
pero sobre todo contra Toñi Moreno que ha mejorado los datos de Qué tiempo tan
feliz y ha conseguido asentarse poco a poco en las tardes de los fines de
semana de Telecinco.
Pardo también se la juega.
Su credibilidad como periodista seria ahora versará a una periodista de
contenidos más ligeros, pero bueno es algo así como hace Iñaki López los
sábados, que igual habla sobre política que entrevista a personajes de la
cultura. La definición de los colaboradores y la estructura del programa serán
cruciales para ver si Pardo funciona en su gran reto profesional. Aunque el
nombre chirria por todos lados (e incluso está pasado de moda) vamos a ver si
el programa engancha y no deriva en más política, procés y corrupción para
intentar levantar los números.
Yo siempre he visto a Pardo
como una estupenda presentadora de magazines, muy al estilo de La Campos de Día
a Día que igual manejaba una mesa política estupendamente que entrevistaba a
famosos o hablaba sobre cotilleos e incluso hacía teatrillos. Cristina Pardo,
como hemos visto en El Hormiguero o en las Campanadas, es mucho más versátil
que otras compañeras de cadena como puede ser Ana Pastor. Algo que juega a su
favor pero también en su contra, la indefinición en televisión a veces tiene
sus consecuencias. Esperaremos Liarla Pardo con bote de palomitas para ver con
que nos sorprende Cristina y La Sexta. Expectantes.
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