El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante
(COIAL) ha presentado alegaciones a la Propuesta de Revisión del Plan
Hidrológico en el apartado correspondiente a la Demarcación Hidrográfica del
Júcar (2015 a 2021). Los ingenieros agrónomos han analizado pormenorizadamente
la documentación de referencia y han presentado unas alegaciones con una serie
de desarrollos técnicos que desdicen las hipótesis empleadas por el organismo
planificador.
El umbral
de eficiencia no es realista
Según han alertado los ingenieros agrónomos, “los
valores umbral de la eficiencia en la aplicación son excesivamente altos para
la realidad del riego en la demarcación”, que basan sus afirmaciones en
cálculos comúnmente empleados en la ingeniería del regadío y avalados por
publicaciones técnicas y científicas referentes a nivel internacional. También
ponen de relieve que no se ha hecho distinción entre las necesidades en el
cultivo, en el sector de riego y en zona regable, y que, por tanto, cálculos de
eficiencia en el transporte, en la distribución y en la aplicación no son
reales, sino demasiado optimistas.
Son varios los factores que intervienen en los cálculos
de las dotaciones de agua que no han sido tenidos en cuenta en el proyecto de
planificación en la cuenca del Júcar, como las necesidades del lavado de sales,
necesidad de lavado por empleo de recursos no convencionales (aguas
regeneradas) y las condiciones locales (los cultivos están sometidos a
variaciones climáticas y variaciones por advección, referentes a la morfología
de las parcelas de cultivo).
Según los cálculos llevados a cabo por los
ingenieros agrónomos, y tomando valores ‘optimistas’ y ‘contrastados’ la eficiencia de aplicación
en parcela sería alrededor de un 25% menor que la planteada en la propuesta.
Unas
previsiones demasiado rígidas
En las alegaciones del COIAL se alerta de que los
valores de eficiencia del riego reflejados en la planificación de la cuenca del
Júcar para los próximos seis años “son demasiado altos en cada una de sus
características: gravedad, aspersión, aspersión mecanizada y localizado”,
instando a que se tenga en cuenta “la calidad del agua para el riego por su contenido
en sales y sodio y asumir la disminución de la eficiencia de aplicación que
origina la fracción de lavado”. Además, los ingenieros agrónomos reclaman
“incluir la singularidad de las dotaciones netas de cultivos en ambientes
controlados y de cultivos hidropónicos”.
En las alegaciones presentadas se pone de
manifiesto que la reducción de la actividad agraria prevista en el nuevo plan
de cuenca “es una mera especulación” y que el periodo estudiado “no es lo
suficientemente amplio” para poder ser significativo. “A esta hipótesis, que
además conlleva hasta el 2027 una menor dotación hídrica para el sistema
agrario, se suma la rigidez en mantener invariante en el tiempo el mosaico de
cultivos y las bajas necesidades netas de los cultivos en un ya real cambio
climático, lo que imposibilita la regeneración de la actividad agraria que se
debe ajustar a la exigencia de mayor producción en cantidad y calidad que la
demanda global mundial prevé hasta el periodo planificado por la propuesta”. Es
decir, con esta propuesta se “rigidiza” el sistema agrario de la cuenca de
Júcar, impidiendo o dificultando en extremo una regeneración de la actividad
agraria y una adaptación del mosaico de cultivos a las exigencias que marque el
mercado.
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