Los
ingresos directos de los productores de cítricos de la Comunitat
Valenciana en esta campaña 2016-2017 ya concluida serán un 3%
inferiores a la pasada, lo que representará sólo por este concepto
una cifra de 27 millones de euros menos, según el balance realizado
por LA UNIÓ de Llauradors en función de una comparativa de los
precios de una y otra campaña. Para ello se ha tenido en cuenta la
producción finalmente comercializada que es la que al final cuenta
al agricultor como ingreso, dónde se descarta la fruta no comercial
por calibres bajos o falta de calidad, y que demuestra que la cosecha
ha sido inferior a la anterior que ya destacó por ser una de las más
bajas de la última década.
Para
la próxima campaña se espera una merma de cosecha importante y se
confía en un repunte de los precios, pero lo cierto es que los
resultados de ésta son muy negativos. Ha sido muy irregular o
desigual: de septiembre a enero muy negativa y la última parte
bastante mejor, aunque no ha compensado el desastroso comienzo. A
esta cifra anterior de pérdida de ingresos se debe sumar la cantidad
de 130 millones de euros ya denunciada en abril por las
Organizaciones Profesionales Agrarias y Cooperativas, debido entre
otras cosas a la incidencia de las adversidades climatológicas de
finales de noviembre hasta mediados de enero, fundamentalmente por
las intensas y persistentes lluvias.
El
comportamiento por especies, variedades o fases de la campaña ha
sido así muy distinto; pero las mayores diferencias se centran en la
estación y la peor parte se la llevan variedades tempranas como la
Clemenules (-10%) y la Navelina (-17%). En el lado positivo de los
ingresos tenemos a los productores de Ortanique (+36%), Nadorcott
(+36%), Navel Powell (+44%) y Navel Lane Late (+26%). Los productores
de limón han tenido un descenso de los ingresos cifrado en el 30%,
fundamentalmente por peor comportamiento de la variedad Fino, aunque
siempre con el antecedente de venir de una campaña con precios
anormalmente muy altos como los de la 2015-2016.
La
campaña finalizada se ha caracterizado por diversas cuestiones como
es la de contar en el inicio con una producción mayor que la
anterior, calibres de fruta más pequeños y un aumento de los costes
de producción por la sequía. En el desarrollo de la misma influyó
también posteriormente el acuerdo entre la Unión Europea y
Sudáfrica con una psicosis generalizada y bajada generalizada de
cotizaciones, los continuos incumplimientos por parte de la gran
distribución con la venta a pérdidas que crearon una distorsión de
los precios y vulnerar la Ley de la Cadena Alimentaria y las lluvias
de mitad de campaña.
Varios
aspectos a destacar en este balance como es el de la consolidación
hacia variedades más tardías tanto en naranjas como en mandarinas
sobre todo protegidas, que en principio tendrían menos competencia
del Hemisferio Sur, fundamentalmente de Argentina y Sudáfrica.
Dentro de éstas destaca el buen comportamiento en precios de las que
tienen royalties caros como la Tango, Orri y Nadorcott. Buen
resultado así mismo de la Ortanique por el descenso en producción
debido a las liquidaciones desastrosas de las últimas campañas, así
como un nuevo interés en la Clemenvilla para cubrir el mes de
diciembre donde la Clemenules parece ceder interés comercial. En
esta última variedad hay que resaltar de nuevo – y ya son varias
campañas consecutivas- sus nefastos resultados comerciales y lo que
es peor que no se vislumbran perspectivas de futuro, ya que el
mercado apuesta por otras variedades que aguantan más en los
lineales como la Ortanique o la Clemenvilla en lugar de por la
calidad de la nulera. Otro dato relevante de la campaña es el fuerte
descenso de las exportaciones de cítricos que Conselleria de
Agricultura ha cuantificado en 600.000 toneladas menos, es decir que
con una cosecha del 20% superior a la pasada se ha exportado
alrededor de un 40% menos.
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