Amparo Folgado. En algún momento de nuestra vida hemos intentado hacer algún puzzle. Lo primero que aprendemos es que las piezas deben ser del mismo dibujo, pues de lo contrario no conseguiremos hacer que cuadre y será imposible realizarlo por mucho que nos empeñemos.
Hace ya tres años todos los partidos políticos y municipios nos encontrábamos en plenas campañas electorales. Tras pasar algunos días los resultados no fueron para nadie los deseados, aunque en la mayoría de municipios y Generalitat Valenciana el partido más votado fue el Partido Popular, pero no pudo gobernar.
Se produjeron los discursos del pacto, en estos se incluía quien quisiera, no importaba que los proyectos que presentaban fueran imposibles de diluirse unos en otros. Simplemente importaba desbancar el PP. Estos partidos se alzaron como la voz de la mayoría, cuando la mayoría había decidido otra opción.
Se crearon pactos, acuerdos, firmas ante notario y ruedas de prensa. Durante el mes de Junio los valencianos asistimos a la fiesta del pacto, en una especie de akelarre político para hacer creer que aquella fiesta era un proyecto real. Hicieron de los trozos de cada partido puzzles de mil colores. Lo enseñaron al pueblo, hubo infinidad de fotos, con mesa, con apretón de manos, con firmas y abrazos. Les hicieron creer que sus convicciones eran firmes, fuertes, basadas en el bien común. Pasó el verano, el descanso y empezaron a gestionar. Lo primero que hicieron fue perseguir a sus adversarios políticos, hacerlo era una forma de justificar que ellos eran necesarios, había de tachar, olvidar e incluso propusieron ilegalizar. Tras la euforia había que gestionar, y no lo hicieron.
Descubrimos con los meses que les es más fácil deshacer que hacer. Que les es más fácil adoctrinar que trabajar. Que prefieren imponer a escuchar. Que su proyecto no está basado en las personas, si no en sus personas. Que su bandera no es la señera, que su lengua no es la valenciana, y que la suya no es la Comunidad Valenciana.
Pueblos abandonados
Hoy han pasado tres años, queda uno para las próximas elecciones municipales y autonómicas y los ciudadanos se sienten engañados y utilizados. Han visto como sus pueblos son abandonados por sus dirigentes del pacto. No se les prestan atención, ni se gestiona por ellos, no se bajan impuestos, simplemente, no se hace nada. El puzzle que crearon no podía ser porque no cuadran las piezas.
Estamos a un año de esas elecciones municipales y autonómicas y ahora hay que reflexionar y dejar que el ciudadano vuelva a tener la voz que durante estos tres años ha sido enmudecida.
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