Agustín Segundo es el
presidente de la UDP, la única asociación de jubilados y pensionistas de ámbito
estatal que tiene en marcha un programa de voluntariado que funciona en muchas de
las poblaciones donde la entidad tiene representación.
“En Puçol somos siete los
voluntarios en la actualidad y normalmente actuamos por parejas”, explica
Agustín. “En mi caso, dedico la mañana de los jueves a acudir a la Residencia
de la tercera edad y también a visitar a dos hermanas de edad avanzada que
viven solas, Pilar y Carmen, siempre acompañado de mi pareja como voluntario,
que es Vicente”.
Sencillo y espontáneo. No
hace falta más: un poco de tiempo, mucha voluntad, ganas de charlar con alguien
que probablemente no tiene nadie con quien hablar a lo largo de la semana, reír,
compartir… aportar un granito de arena para hacerlos más felices.
Agustín se siente
orgulloso del papel que viene realizando el grupo de voluntariado de la tercera
edad, y eso que no siempre es una tarea sencilla, sobre todo cuando las horas
del jueves por la mañana las pasan con el grupo de Alzheimer de la residencia:
“Es más complejo estar con ellos, pero hay personas que nada más vernos vienen
casi corriendo a saludarnos, a abrazarnos, a sentarse con nosotros. Nos
esperan, nos quieren… y eso a nosotros también nos hace felices”.
La experiencia con la
residencia está siendo tan positiva que ya han ampliado las actividades y la labor
de integración, por lo que ya hay dos grupos de cuatro o cinco residentes que
se animan a salir los lunes y los viernes por la tarde para acudir al Espai
Social dels Majors, a compartir unas horas con los vecinos de Puçol: una
auténtica labor de integración realizada de forma silenciosa y discreta, pero
con gran efectividad.
Los voluntarios de la
Unión Democrática de Pensionistas son mayores que se mojan por otros mayores y
que piden que otros se apunten, porque el que lo prueba se engancha a esta
sencilla tarea solidaria: “De hecho, el único de los siete que no va en pareja
es Salva, nuestro conserje, que es más joven y se ocupa entre otras cosas de
llevar a dos niños de tres y cinco años al cole cada día: su madre tuvo un
accidente y perdió una pierna, desde entonces le echamos una mano en algo tan
sencillo como imprescindible, ayudar a que sus hijos puedan acudir a clase”.
Su labor solidaria les ha
vuelto además personas más concienciadas, más exigentes. La UDP está organizada
en asambleas comarcales, la de l’Horta Nord agrupa a dieciocho pueblos de la
comarca y sus juntas directivas se reúnen una vez al mes, para estudiar los
problemas de la asociación en particular y de los jubilados en general.
La última asamblea
comarcal antes de las vacaciones de verano se realizó en la Casa de Cultura de
Puçol, donde acudieron dos representantes de cada una de las poblaciones de
l’Horta Nord, además de la junta directiva de la UDP de Puçol que, como buenos
anfitriones, estuvo presente al completo: “Tratamos de la escasez de
subvenciones a nivel general y, en el caso concreto de Puçol, volvimos a
plantear que necesitamos un hogar del pensionista, porque en el local que
tenemos en la actualidad no cabemos ni en los bailes del fin de semana ni a
veces entre semana, porque compartimos del Espai Social dels Majors con otros
colectivos que realizan talleres cada día”.
Y es que, como apunta el
propio presidente, son gente trabajadora, que demuestra su implicación con
tareas de voluntariado, gente que participa en todos los proyectos que puede,
pero que también tiene que pedir, “porque si no pedimos, nadie se acuerda de
nosotros”.
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