Más de 12.000 agricultores valencianos sufren ya severas restricciones en
el suministro de agua para regar sus campos que en algunas localidades llega al
85% a causa de la fuerte sequía que atraviesa la Comunitat Valenciana. Estas
dificultades abarcan a más de 10.000 hectáreas de cultivo, poniendo en peligro
así las próximas campañas de uva, naranja y caqui principalmente, según un
estudio realizado por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA).
Sólo en la provincia de
Valencia un total de 30 comunidades de regantes se encuentran afectadas por
esta drástica restricción de suministro de sus pozos, que oscila entre un 20% y
un 85%, y cuyas consecuencias más directas para el labrador son una limitación
en la disponibilidad de cantidad de agua para regar así como una reducción del
tiempo de riego de los campos. Esta falta de recursos hídricos agrava, más aún
si cabe, los problemas de escasez de producción y de bajo calibre de la cosecha
además de encarecer los costes de producción.
El término municipal de
Godelleta es uno de los más afectados por esta dramática circunstancia. Con
alrededor de 1.300 labradores y 1.881 hectáreas cultivadas de regadío, los
pozos de su comunidad de regantes solamente cuentan con un porcentaje de agua
que está entre un 10% y un 15% de su capacidad, una exigua cantidad que los
agricultores de la zona viven con absoluta preocupación porque apenas les
permite salvar el arbolado. De hecho, se prevé que la producción de uva y de
naranja se reduzca más de un 50% respecto a la campaña anterior. Con todo, los
agricultores han asumido, sin ayudas oficiales, 5 millones de euros para poner
en marcha nuevos pozos con los que puedan aliviar el déficit hídrico de sus
plantaciones.
Otras zonas que cuentan
con importantes restricciones de agua son el Marquesat, que agrupa las
localidades de Alfarp, Catadau y Llombai, y Real. En la primera, concretamente
en Llombai, el pozo La Arena, encargado del riego de caquis, naranjas y
melocotones, se ha secado hace aproximadamente un mes y el resto, cuya media de
agua de regadío ronda el 40% de su capacidad, deben compensar el agua que
abastecía ese pozo para evitar que los árboles se sequen. Es por ello que han
solicitado caudales de auxilio desde el Canal Júcar-Turia. Por otro lado, los
pozos de Real cuentan con una media de agua que está alrededor del 30% del
caudal idóneo, lo que ha causado importantes consecuencias como son
restricciones de riego de 3 horas al día y vastos campos donde apenas se ven
clementinas en los árboles.
Pero el listado de
localidades afectadas es amplio. A las citadas, habría que añadir Turís, con
pozos cuya cantidad de agua disponible está entre el 50% y el 60% de su
capacidad, Cheste, entre el 60% y 80%, Chiva (50%) o Monserrat (70%), entre
otras poblaciones próximas. Y es que la preocupación por los insuficientes
recursos hídricos es general en todas las comarcas valencianas debido a que el
nivel freático de los pozos está descendiendo paulatinamente e incluso existen
pantanos, como el de Regajo, que cuentan con agua disponible para un mes.
Además, es en agosto cuando los principales cultivos necesitan más agua para
que haya una buena producción en la próxima campaña y sea de buen calibre.
El presidente de la
Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), Cristóbal Aguado, ha
subrayado que “las medidas del Gobierno para paliar los daños por la
sequía se quedan a mitad camino y es necesaria más implicación en el problema
por parte de la Administración porque la situación a la que nos enfrentamos es
gravísima”. Asimismo, Aguado ha afirmado que “el nuevo Plan del
Júcar no satisface las acuciantes carencias de agua que arrastran los agricultores
de estas localidades más afectadas ya que ni arbitra ninguna solución urgente
ni prevé la aportación de aguas superficiales, sino que se limita a hablar de
la utilización de acuíferos en buen estado”.
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