Roberto Rovira. Este
mes de diciembre se cumplen ya diez años desde la aprobación de la
“Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y
amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes
padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la
dictadura”, la conocida como Ley de Memoria Histórica. La
mencionada Ley era, sin duda, un ejercicio democrático
imprescindible en un país que está en el ranking mundial de
víctimas por desaparición forzosa. A pesar de ello en la gran
mayoría de los casos se ha quedado en papel mojado dadas las
deficiencias de la misma y queda, por desgracia, a la voluntad de los
gobiernos de turno que tengan a bien cumplirla o no.
Por
lo que corresponde a nuestra ciudad, justo el día que se publicó en
el BOE (27 de diciembre de 2007) desde EUPV ya presentamos una moción
al pleno para su cumplimiento en la que reclamábamos la retirada
inmediata del escudo del cementerio de Sagunto y de las placas con
yugos y flechas que se encontraban en los bloques de viviendas de
Menera y Salas Pombo. Además reclamábamos la sustitución de la
placa del monolito ubicado en polígono Ingruinsa para dedicarlo a
“todas las victimas de la guerra civil”. Ha sido la llegada del
nuevo gobierno municipal en 2015 la que ha permitido eliminar de una
vez la simbología franquista del cementerio de Sagunto casi una
década después. Además de ello, hemos sustituido determinadas
calles del municipio en cumplimiento de la legalidad y de la Memoria
Democrática de nuestro país.
Al
parecer estos días ha llegado la sorpresa de que se cambien
determinadas calles, aunque no acabo de entender el asombro de
algunas personas. ¿Alguien esperaba que no aplicáramos la ley de
Memoria Histórica? Pues sí, la estamos aplicando y lo seguiremos
haciendo. Nuestra ciudad no merece tener ninguna muestra de
exaltación, no solo del dictador y sus torturadores criminales, sino
de ninguna persona ligada al régimen y puesta a dedo por el
franquismo como representante municipal. Representantes que no fueron
elegidos democráticamente por el pueblo y que estaban del lado de un
régimen responsable de innumerables crímenes, torturas y graves
violaciones de los Derechos Humanos.
Seguiremos
trabajando en este tipo de acciones que no son más que un síntoma
de normalidad democrática y dignidad, por la rehabilitación
política y cívica de todas aquellas personas que fueron victimas de
la represión durante la guerra y durante la dictadura.
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