Miopía infantil. EPDA El regreso a las aulas permite observar ciertas conductas en los
niños, que pueden evidenciar la existencia de problemas de visión.
Faltas de ortografía, mala caligrafía o las dificultades para entender
lo que se lee suelen ser consecuencia, en muchas ocasiones, de problemas
de enfoque o de percepción, muy difíciles de detectar sin ayuda médica,
explican desde Clínica Villoria de Pontevedra.
Realizar revisiones oftalmológicas periódicas para detectar estos
casos de forma temprana resulta fundamental, no sólo para facilitar el
correcto aprendizaje, sino también para frenar los defectos refractivos
habituales. “Ante un niño con miopía, nuestro criterio es que hoy día no
debemos permanecer inactivos y conformarnos con cambiarles las gafas
como hace 50 años. Debemos hacer frente a la miopía con todos los medios
disponibles y, tras realizar una valoración individualizada del riesgo
de progresión de la miopía de cada caso en particular, aplicar los
medios de tratamiento más apropiados”, explica la doctora Carmen Villoria, directora médico de Clínica Villoria, centro de oftalmología avanzada de Pontevedra.
Prevenir complicaciones
En apenas 20 años, se estima que más del 50% de la población será miope.
Cada vez aparece a edades más tempranas y su progresión es más severa.
Es muy importante, por lo tanto, intentar frenar la evolución de la
miopía para prevenir problemas más serios en la edad adulta. La doctora
Villoria incide en que “debemos recordar que el control de la miopía en
el niño no tiene como finalidad eliminar la miopía, sino minimizar su
progresión, de modo que el ojo tenga las menores alteraciones anatómicas
posibles a fin de prevenir complicaciones futuras”.
Conscientes de la importancia del control de la miopía en niños, Clínica Villoria cuenta con un equipo experto en Oftalmología Infantil
y en las opciones actualmente disponibles, centradas en dos soluciones
específicas: colirio de atropina y lentes de contacto especiales.
Colirio de atropina y lentes de contacto especiales
El colirio de atropina se emplea con una formulación específica (no
disponible en farmacias), con demostrada eficacia en el control de la
miopía ya que disminuye su avance en aproximadamente un 50% de niños
entre 6 y 12 años. En el caso de las lentes de contacto, la novedad más
importante del mercado es una lentilla blanda diaria y desechable, fácil
de adaptar y muy bien toleradas. Los resultados de los estudios
presentados son esperanzadores y muestran que tienen eficacia para
reducir su progresión en un 50 %, tanto de la miopía refractiva
(dioptrías) como de los cambios anatómicos. Hay que recordar que no hay
edad mínima para empezar a usar lentes de contacto y que a partir de los
6 años casi todos los niños pueden ser buenos candidatos para llevar
lentillas; sólo se requiere que adquieran los hábitos de higiene y la
destreza manual necesarios para la manipulación de las lentillas. Por
supuesto, bajo la supervisión y el control de un médico oftalmólogo y un
optometrista con experiencia en niños.
También se utilizan lentes de contacto CRT (Orto-K), conocidas como
lentillas pijama ya que se colocan al acostarse para moldear la córnea
mientras se duerme y que handemostrado que tienen eficacia moderada
para ralentizar el aumento de la miopía (reducen un 43 % su progresión).
El inconveniente es que, al tratarse de lentillas rígidas, tienen
limitaciones de adaptación en el niño y no se pueden utilizar por encima
de 6 dioptrías.
Por último, conviene recuperar hábitos saludables, como las
actividades al aire libre y disminuir el esfuerzo de la visión de cerca
frente a pantallas o en el trabajo escolar, ya que está demostrado que
el juego en la calle favorece una buena salud ocular.
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