Rafael Escrig.
Todos
podemos comprobar cómo evoluciona el idioma, cómo se introducen
neologismos y se adaptan anglicismos. Todo esto suele estar regulado
por la RAE, que después de un tiempo en que esas palabras están en
uso, decide si entran a formar parte del léxico oficial o se quedan
fuera. Más adelante se verá si esas palabras, testigos del uso
popular, siguen mereciendo su inclusión en el Diccionario o han sido
el fruto de un sarampión y se retiran definitivamente. Aunque
conociendo la laxitud de la Academia, la mayoría de las palabras del
argot popular, son firmes candidatas a formar parte del Diccionario.
Eso es lo que está sucediendo con palabras como: tunear, rollo,
chapar, culamen, piba, guiri, papeo, despelote, abrirse… y otras
del mismo estilo. Otra cosa son las expresiones que se usan durante
un determinado tiempo, derivadas de las circunstancias, estas pueden
desaparecer cuando desaparezca la circunstancia que las creó o
quedarse para siempre si las circunstancias se enquistan. ¿Cuándo
habíamos oído nosotros expresiones como: Índice Nikkei, o prima de
riesgo? ¿Cuándo hemos oído decir eso de tarjetas black o estrés
postraumático? Estas expresiones tan escuchadas últimamente, tengo
la esperanza de que desaparezcan de nuestro vocabulario un día u
otro. Y digo esto porque todas ellas tienen connotaciones negativas
que nos recuerdan situaciones nada deseables. Pero me temo que el
término que no va a desaparecer tan fácilmente, aunque es igual de
nefasto que los anteriores, es: Ola de calor. Esta locución entró
con fuerza en los telediarios y se quedó entre nosotros gracias a su
sentido claro y descriptivo. Frase corta y expresiva donde las haya.
La envidia de una empresa de publicidad. Supongo que quien primero
acuñó el término, no tuvo la misma prisa en patentarlo y ahora
está de lo más arrepentido. Sólo por derechos de autor, esta
primavera hubiera hecho el agosto, vamos que podría haber chapado y
haberse abierto con una piba de buen rollo, despelotándose y
papeando buen condumio hasta hartarse.
Los
expertos nos advierten que las dichosas olas de calor nos seguirán
visitando más pronto cada verano y su temperatura cada vez será más
alta. Con este panorama, seguro que acompañando la ola de calor
entran nuevas palabras para fijar en nuestra lengua, como podrían
ser: quecaló, toisuao, maogo, toesunorno… Y cuando llegue
ese momento iré el primero a registrar cualquiera de ellas. Quién
sabe si, aparte de morirme de calor el próximo verano, no me forraré
con el invento.
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