Pichón muerto. FOTO PACMA
Este pasado domingo se
celebró en Cheste la final del campeonato del mundo de la modalidad denominada
“Palomas a brazo”, consistente en lanzar al aire una cría de paloma después de
que el tirador gire sobre sí mismo para darle más impulso y, por tanto, que el
animal tenga menos posibilidades de reacción y escape. “Posibilidades ya de por si casi nulas debido a la poca habilidad en
vuelo al tratarse de palomas todavía jóvenes, y porque en muchos casos se les
arranca la cola de un tirón antes de lanzarlas para que no puedan controlar el
vuelo”, denuncian desde el Partido Animalista PACMA.
La práctica de tiro al pichón
es “un ejemplo de tortura y muerte de animales como pasatiempo, que se lleva a
cabo en recintos cerrados, a las afueras de los municipios, para ocultar el
manto formado por los cientos de palomas heridas y muertas que cubre el suelo
de estos campos de tiro”, explica Raquel Aguilar, coordinadora de PACMA en
Valencia. Por este motivo, desde el Partido Animalista se oponen frontalmente a
esta práctica, que consideran totalmente anacrónica por la utilización de
animales, que son “hacinados antes del
evento y a los que se lanza a brazo o a través de un tubo que los proyecta,
para que los participantes comprueben su puntería. Puntería, por otra parte
dudosa, puesto que los animales no se encuentran en condiciones óptimas para
huir, pues su lanzamiento hace que queden desorientados y en ocasiones, incluso
heridos, con escasas posibilidades de evitar los disparos”. Muchos de estos
animales mueren al momento, “al ser
destrozado su pequeño cuerpo por hasta dos cartuchos. Otros, que logran escapar
heridos, morirán días después tras una larga agonía”, lamenta Aguilar.
Es por ello que en la
propuesta de modificación de la ley 4/1994, de protección de animales de
compañía, que el pasado mes PACMA entregó a la Conselleria de agricultura,
medio ambiente, cambio climático y desarrollo rural, incluye la protección de
todos los animales y la prohibición de la actividad cinegética, considerándose
como infracción muy grave el tiro de pichón o prácticas similares. Según Raquel
Aguilar, “es inmoral y preocupante que se
utilice el sufrimiento de los animales para diversión de algunas personas,
cuando existen alternativas que no implican producirles daño, como puede ser el
tiro al plato. Nada, absolutamente nada, justifica esta obsesión por matar
seres inocentes”.
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