Juan Vicente Pérez Aras Un tema prioritario para toda sociedad que se precie, como la española, porque se quiera o no se quiera reconocer, España dispone de uno de los modelos más importantes y mejores del mundo. Los calendarios electorales empiezan a marcar las Agendas de los Partidos Políticos, y por desgracia, temas de Estado, como el de las pensiones, se tornan recurrentes para el oportunismo y el tacticismo político.
No podemos olvidar que a pesar del desastre económico y de empleo generado entre 2008-2011 ¿se acuerdan quien gobernaba entonces?, se han aumentado las pensiones. Durante el gobierno del ZPSOE, 6 de cada 10 desempleados nuevos en Europa estaban en España. Con esos datos no se pueden pagar las pensiones. Ni con más impuestos. Las Pensiones se pagan generando y creando más Empleo. Por cierto, ¿dónde estaban los que ahora se manifiestan con tanta vehemencia cuando la izquierda hizo el mayor recorte social que se recuerda?
Puestos a recordar, el tan manido Fondo de Pensiones valdría hoy el doble si el ZPSOE hubiera ingresado lo que dejó de ingresar. Porque una realidad irrefutable es que cada vez que ha gobernado el PSOE con sus políticas de progreso, el Sistema de la Seguridad Social ha quebrado. Y ahora todo el progresismo social, el de esta izquierda de salón que disfrutamos, se echa las manos a la cabeza porque se haya usado la hucha de las pensiones para lo que se creó: pagar las pensiones. Porque las pensiones no se garantizan con titulares fáciles ni fórmulas mágicas, sino con crecimiento y empleo.
Niego la mayor de este oportunismo sobre las pensiones, porque la decisión de evitar el terrible y tan demandado Rescate, por algunos, ha permitido que España no haya tenido que acometer ningún recorte a su sistema de pensiones, como ha pasado con Grecia, Portugal o Irlanda, donde se han llegado a recortar hasta un 40%. Otro dato, el número de pensiones contributivas supera ya los 9’5 millones, casi un 8% más que en 2011. Y no solo hay más pensionistas, somos el segundo país con una mayor esperanza de vida al nacer, solo por detrás de Japón, es que la pensión media de jubilación supera ya los 1000€ (1077.52€), incrementándose un 16’73% desde 2011.
Hoy tenemos más pensionistas que nunca, 9.333.305, seiscientos mil (669.820) más que en 2011. Y se ha incrementado el gasto en pensiones contributivas desde 2007 en un 53%, pasando de 79.000 a 122.700 millones de euros. No olvidemos que cuando el Partido Popular llegó al Gobierno de España, las pensiones estaban congeladas y desde entonces, se han ido incrementando todos los años, subiendo todo lo que el sistema permite, al menos un 0.25%, y lo hacen por Ley. Un compromiso que nos ha permitido mantener el poder adquisitivo de los pensionistas.
Un poder adquisitivo que se ha garantizado 3 de los 4 años desde la aplicación del Índice de Revalorización. La tasa de sustitución de la pensión española era la 4ª mejor de la UE en 2013. En 2017 ha acabado la segunda de toda la OCDE. La tasa de riesgo de pobreza de los jubilados, mayores de 65 años se ha reducido desde el 16.9% de 2005 al 6.3% en 2016, la mayor reducción de los países de la OCDE. Además, las nuevas pensiones de madres con más de dos hijos se han incrementado hasta un 15% a través del complemento de maternidad. Un complemento al que ya tienen acceso más de 350.000 mujeres.
En 2011, por cada nueva pensión se perdían tres afiliados. En 2017, por cada nueva pensión se crearon 6 empleos. Gracias a ello, en 2017, el 94.1% de las pensiones se pagaron ya con empleo, 1.5 puntos más que en 2016. Con casi un millón de afiliados menos a la Seguridad Social, los ingresos por cotizaciones sociales están siendo los más elevados de la historia, superando los 109.000 millones de euros. Y por primera vez desde 2008, en 2017 los ingresos por cuotas a la Seguridad Social han crecido por encima del gasto en pensiones (5.3% sobre el 3%), lo que nos garantiza una vuelta al equilibrio.
Por todo ello, traigo a colación las palabras del presidente Rajoy: “sobran comentaristas y faltan gobernantes con capacidad de tomar decisiones”. Porque conviene no olvidar de dónde venimos, para valorar mejor dónde estamos.
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