Amor Moreno y Thais Martínez en Chicago. Foto EPDA Hay ocasiones en que
el cronista no sabe muy bien cómo comenzar una noticia, bien porque no conoce
lo suficiente el tema a tratar o bien porque éste es de tal magnitud que uno no
sabe muy bien cómo tratarlo. Acudir a la acumulación de adjetivos suele ser el
camino más fácil, aunque acaba reduciendo el alcance de lo narrado
sencillamente porque no se intenta analizar, sino sólo se valora su
importancia, da igual que sea positiva o negativa.
Con Amor Moreno y Dani Huertas es difícil
encontrar las palabras: en compañía de sus amigos de la Asociación de Dardos
Puçol acaban de proclamarse campeones del mundo por segunda vez en apenas un
año. Para llegar ahí han tenido que ganar previamente campeonatos provinciales,
autonómicos y nacionales, lo que han conseguido con una facilidad que asusta.
Pero ganar no ha sido
fácil, ni mucho menos. De hecho, era la única alternativa para poder llegar al mundial
de Las Vegas en 2011, de donde volvieron con el título bajo el brazo. Han
repetido la hazaña en 2012, pero aún más difícil, porque para llegar al Mundial
de Chicago han tenido que estrenar modalidad, el Bullshooter: pese a todo, han
ganado el nacional en Calella de Mar (en diciembre de 2011) y el mundial de
Chicago a finales de mayo de 2012.
Y siguen sin tener
alternativa: o ganan o no participan en ningún torneo más, porque no tienen dinero para competir. Apenas
hay ayudas oficiales. No tienen patrocinadores. Amor está en el paro. Si
quieren competir en torneos a nivel europeo o mundial, han de llegar, ver y
vencer. Sólo un primer puesto garantiza unos ingresos que les permitan acudir
al siguiente gran torneo.
Llevan dos años ganándolo todo. Saben que un día eso
se acabará y por eso se lamentan de la falta de apoyo oficial y privado.
Hoy, que España es
venerada por su reinado en el deporte a nivel individual (Rafa Nadal o Fernando
Alonso serían buenos ejemplos) y también a nivel de equipos (con las
selecciones de balonmano, baloncesto o fútbol como grandes protagonistas),
también hay deportes donde somos campeones del mundo… y nadie ha oído hablar de
ellos.
Ni siquiera a nivel
olímpico.
Si los dardos fueran
una de las 26 modalidades presentes en Londres 2012 todos conoceríamos de sobra
a Amor, Dani y la Asociación de Dardos Puçol. Pero no, los dardos no están en
la lista. Si uno acierta con un rifle en una diana, eso es tiro olímpico. Si la
diana es agujereada por una flecha lanzada con arco, también es deporte
olímpico. Pero si es un dardo lanzado a mano, entonces no.
¿Alguien puede
entenderlo? Desde luego Amor, Dani y sus compañeros campeones del mundo de
dardos no lo entienden. Este cronista, tampoco.
Síntesis de una carrera triunfal
Amor Moreno acudió por primera vez a un campeonato
del mundo en Las Vegas en 1999. Se proclamó campeona por equipos. Poco tiempo
después era nombrada mejor jugadora española de dardos de todos los tiempos.
Y entonces, en la
cima, decidió jubilarse. Se casó con Dani Huertas. Tuvieron una niña. Se
dedicaron a la vida familiar. Fueron capaces de dejar los dardos durante más de
un lustro.
Pero hace apenas tres
años decidieron volver. Con una asociación montada para promocionar este
deporte tan poco conocido en España, comenzaron a competir. Fue una temporada
de tanteo, sólo para ver cómo andaba el panorama. Y les gustó.
Así que hace dos años
se lo tomaron en serio. Volvieron a ganarlo prácticamente todo: campeonato
provincial, autonómico, nacional y multitud de torneos.
Con el nacional en la
mano lograron el pase al Campeonato del Mundo de Las Vegas 2011. Allí, Amor
volvió a conseguir un título mundial, esta vez junto a Edu Sales en la
categoría de parejas mixtas.
A lo largo del pasado
año continuaron ganando torneos, incluido el nacional en Punta Umbría, lo que
daba el pase a Las Vegas 2012. Pero también probaron una nueva modalidad,
desconocida para ellos, el Bullshooter. Lo hicieron en diciembre, en Calella de
Mar, y ganaron. Así que consiguieron el pase para el otro mundial, el de
Chicago 2012.
Dos mundiales en
apenas un mes, entre abril y mayo de 2012. Tuvieron que elegir, porque no había
dinero para los dos.
Y optaron por
arriesgarse, ir a lo desconocido, apostar por una prueba que, además, si ganas
tienes una compensación económica que equilibra los gastos que supone llevar a
cinco personas a competir a Estados Unidos.
Y en Chicago, a
finales de mayo de 2012, volvieron a ganar.
Campeones del mundo, otra vez
El 25 de mayo, en la
categoría Cricket Individual femenino,
las dos finalistas eran españolas y las dos de la asociación de Puçol: Amor
Moreno se enfrentó a su amiga y compañera Thais Martínez… y ganó su tercer
título mundial.
Thais, por su parte,
encontró cómodo ese segundo puesto y repitió en otra modalidad, en la categoría
de triples, en compañía de David
Jiménez y Wallace. Doble premio para ella. Y Puçol sigue sumando en el ranking mundial. España también.
El 26 de mayo, nuevo
triunfo mundial para Thais y Amor. Esta vez en la categoría 301 femenina, donde no tuvieron rival
en la final. Para entonces ya eran la gran atracción en Rossemont (Chicago) y
también en el resto del mundo, porque por primera vez las finales se
televisaban en directo por Internet… y las redes sociales echaban humo en la
madrugada puçolenca: amigos, vecinos, rivales (pero compañeros), todos querían
seguir en directo las hazañas de esta pareja incansable.
Para finalizar, en la
última jornada del campeonato, nuevamente Amor y Thais subieron al podio, fue
en la categoría parejas Cricket y
esta vez “sólo” pudieron conseguir la tercera plaza. Fue su manera de demostrar
que son incansables, pero también humanas: cinco días seguidos de competiciones
agotan a cualquiera.
En definitiva, Thais
consigue un campeonato, dos subcampeonatos y un tercer puesto. Por su parte,
Amor logra dos campeonatos mundiales y un tercer puesto. Y España, subcampeona
del mundo, por detrás sólo de la anfitriona, Estados Unidos.
Puçol se convierte en
Chicago en una potencia mundial de dardos. Y muchos de nuestros vecinos ni
siquiera saben que ese deporte se practica en la población.
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