Juan Vicente Pérez. Tras cinco meses de impasse, provocado por el juego de tronos
y la política-espectáculo en que se ha convertido el patio
nacional, nos encontramos otra vez dispuestos a escuchar el mandato
inapelable de las urnas. En diciembre, la victoria que todavía
cuestionan algunos, arrojaba unos datos que hay que recordar. El
Partido Popular obtuvo 1'7 millones de votos más que el segundo
partido, el PSOE. Con 123 Diputados en el Congreso, muy por delante
del PSOE (90), Podemos (69) y Ciudadanos (40). Una mayoría absoluta
en el Senado. Una victoria en 39 de las 52 provincias y en 13
Comunidades Autónomas. Una
gráfica expresión que teñía de azul popular el mapa de España, a
pesar de las Alianzas de perdedores que parecen olvidar algunos.
La amnesia
colectiva es un mal preocupante en aquellos que deberían pasar de la
crítica fácil y populista a la argumentación constructiva. Ahora
volvemos a citarnos con las urnas. El día tres de mayo, el BOE
hacía efectiva la Disolución de las Cámaras y la convocatoria para
el 26 de junio. Ahora los ciudadanos debemos reflexionar sobre lo
acaecido en estos últimos meses. Las caretas se han quitado ya y las
cartas están encima de la mesa. Nadie se puede llevar ahora a
engaño. Siempre he creído en la madurez y seriedad del Cuerpo
Electoral español. Por eso tras estos meses de sainete político al
que nos han conducido los de la "nueva" política, los
ciudadanos deben valorar la importancia de esta nueva cita electoral.
Una segunda
vuelta que debe recomponer muchas de las cosas que algunos han
querido violentar convirtiendo el Congreso en un plató de
televisión, desvirtuando la esencia parlamentaria que garantiza
nuestro Estado de Derecho. Con un Gobierno en funciones del Partido
Popular, resistiendo los envites de aquellos que querían hacer un
juego de la política, y demostrando que a pesar de sus limitaciones
España no ha estado en funciones.
La
estabilidad y funcionalidad de nuestras Instituciones han quedado
garantizadas en todo momento, y eso es una clara demostración de que
España es una gran nación, con una sociedad moderna y no esa "fosa
común" que algunos se jactan de relatar, desde la demagogia y
el populismo más servil. Los españoles vuelven a tener la palabra y
ellos y solo ellos son los verdaderos valedores de ese proyecto común
que se llama España. Desde el Partido Popular estamos dispuestos
otra vez a entregarnos por ese pacto cívico, por esa ciudadanía que
tanto ha luchado por salir de una crisis que otros escondieron y
siguen sin reconocer.
Desde la
serenidad, la responsabilidad y el compromiso con todos ellos,
recorreremos nuestros pueblos y ciudades para convencerles de que
nuestro Proyecto político es la mejor opción. Un Proyecto abierto e
inclusivo, reformista y europeo, el mejor exponente del valencianismo
político. Queremos romper ese cordón sanitario a los hombres y
mujeres del PP, valedores de unos principios y valores propios de su
tradición humanista y liberal. Una propuesta desde la coherencia y
la responsabilidad con nuestra gente y con nuestra tierra.
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