Leopoldo Bernabeu. F OTO EPDA
QUIEN FORMA PARTE DEL
PROBLEMA, NO PUEDE SER PARTE DE LA SOLUCIÓN
Si el
sorteo de la lotería es la imagen que de manera tradicional siempre hemos
tenido como el inicio de las Navidades, el momento en el que todas las
televisiones se ponían a hacer balance de lo que había sido el año, nos
acercaba sin duda a la noche de fin de año.
Siempre y cuando esos resúmenes se centren sobre
quienes fueron los que abandonaron este mundo, cuales las películas más
taquilleras y cuantas las imágenes más espectaculares, todo marcha según lo
previsto. En el momento en que son los políticos los que nos quieren hacer
llegar su aderezado y subjetivo resumen, se pone en funcionamiento la capacidad
de cada uno para creerlo o enviarlo al apartado de spam que almacenamos en
nuestro cerebro.
Hoy le ha tocado hacerlo al bueno de Albert
Rivera, el nuevo mesías de la política española, aupado por el aura de una Inés
Arrimadas cotizando en unos máximos que permiten cabalgar a su líder en terreno
prestado. ¡Pero que narices¡, es lo que toca, sino lo hace ahora, ¿cuándo
entonces?. El problema no lo tiene él, sino todos nosotros, a los que la
memoria nos falla más que a un pez.
Empezando por decir que bastante me preocupa
comprobar que ninguno de los dos grandes partidos políticos ha hecho balance
del año que termina, resumen inequívoco de que para ambos ha sido un completo
desastre, a un servidor no se le olvida que hace apenas cuatro meses todas las
encuestas nacionales evidenciaban un descenso significativo en los apoyos hacia
el partido naranja. Por eso dije y reafirmo que nadie en Cataluña votó a
Ciutadans, sino única y exclusivamente a la mujer que con mayor valentía
afrontó el discurso en defensa de la unidad de España. No me creo en absoluto
la extrapolación de esos resultados al conjunto de la nación, a no ser, claro
está, que la parálisis en la que PP y PSOE están sumidos, les dure el
suficiente tiempo como para que el bueno de Albert se los coma por los pies. O
que ningún otro proyecto político nuevo sea capaz de consolidarse como la UCD
lo hizo a finales de los 70.
Y eso es lo que ha venido a decir en el
sorprendente balance que acaba de hacer. Ha venido a decir que estamos ante un
fin de ciclo, y yo le doy la razón; que ni el inmovilismo de Rajoy y las
ocurrencias de Pedro Sánchez, sirven ya al bipartidismo, y estamos de acuerdo.
Y como están ambos todavía con el resacón de las elecciones catalanas, el líder
de Ciudadanos se ha permitido incluso afirmar que esta es una Legislatura de
Transición. ¡Toma ya!, y eso que todavía está en su primera mitad y Rajoy
confiando en aprobar los presupuestos de 2018.
Pues les voy a decir que me alegro de que al
bueno de Rajoy, al que siempre defenderé en algunos de sus aciertos políticos,
el aire no le siga siempre soplando a favor aplicando para ello el mínimo
esfuerzo. Ya está bien. La bofetada, con la mano bien abierta, que el pueblo de
Cataluña le ha dado en toda la cara, se la tiene bien merecida. Él es el único
responsable, aunque como buen gallego, siempre consiga hacer parecer como que
la culpa es de algún adlátere. Después de haberse bajado los pantalones hasta
el tobillo con vascos y navarros en la concesión de su injusto y ancestral
Cupo, ahora son los chicos de Albert Rivera los que le aprietan la soga para
aprobar las cuentas del próximo año.
Lo que lamento es que su parálisis de Don
Mariano y la prepotencia de algunos de sus más allegados, la incongruencia de
unos socialistas desnortados y la estulticia de un Podemos-Colau en caída
meteórica, hayan aupado a un personaje como Albert Rivera, un político tocado
por la varita mágica, cuyo único mérito hasta la fecha es haber tenido la
suerte de caer en gracia al poder y al dinero en este país, y haber contado con
una mujer como Inés Arrimadas en un momento muy oportuno.
Por lo demás, Ciudadanos, no es más que un
partido Frankesntein construido con los retales del Partido Popular, las
deserciones del Partido Socialista y el sobrante de UPyD. Y así les va, porque
aunque nadie haya querido hacerse eco de una realidad subterránea, son más de
300 los cargos públicos, amén de centenares de afiliados, los que han
abandonado el barco naranja en lo que va de año. Una situación que ha corregido
levemente su catastrófico rumbo con el éxito electoral conseguido en Cataluña.
Un resultado demasiado artificial, auspiciado por la genial combinación de una
buena líder y unos partidos nacionales que han perdido los papeles, todo ello
unido a la necesidad de una Comunidad necesitada de alguien en quien confiar.
España necesita un revulsivo político, sin duda,
lo sucedido en Cataluña en los últimos años así lo pone de manifiesto, pero de
ninguna manera puede ser un señor que de no haber existido el “prucès”, su
partido ni siquiera hubiera llegado a las próximas citas electorales. Confío en
la madurez de los españoles y tengo puesta mi esperanza en que a lo largo del
año 2018 se consolide un proyecto político nuevo, sin aderezos y sin complejos,
capaz de darle a este país esa segunda oportunidad que ya nos toca a todos. La
primera transición está muerta, los actuales gobernantes, todos, se han
encargado de enterrarla. Si eres tú el que lo inicia, estaré Contigo.
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