Eugenia Castaño.
Si bien es cierto que durante todas
las épocas de la humanidad ha existido el pan y circo, donde las
masas enfurecidas o eufóricas, se divierten a expensas del
sufrimiento o el goce extremo de sus admirados, mientras quienes
conducen las marionetas de las funciones a representar, mantienen
distraída a esa población de problemas más serios, no podemos
negar que es parte de la naturaleza humana el querer enterarse,
divertirse o ver en otros aquellas idealizaciones colectivas.
Los reinados de belleza no son la
excepción, pero viendo el lado positivo de los mismos, no es una
pelea de animales o de seres humanos hasta el sufrimiento como se
hacía antes y aún se realizan diversiones sádicas; el observar la
belleza física e interior de las mujeres, como se hacía desde la
antigua Grecia con el ser humano en general y en todas las
representaciones del arte a través de nuestra historia humana en
todas las culturas, en todos los tiempos está latente la tendencia
de apreciar lo bello.
Lo lamentable es cuando se promueven
otro tipo de actividades que utilizan a la mujer como un objeto de
consumo y de negocio, quitándole su dignidad de sujeto y rebajándola
a un artículo barato y manoseado.
Con tantas costumbres desde antaño que
perduran en el tiempo, permitidas en la sombra, de subyugación,
explotación y abuso de la mujer, es una mojigatería atacar los
reinados, donde estas mujeres se preparan intelectualmente y esa
belleza la emplean en claro servir a un negocio, pero a la vez una
reina puede hacer labores que beneficien algunos aspectos de la
sociedad de su entorno, ellas mismas se convierten en un modelo de
conducta donde se les exigen ciertos valores sociales para bien de la
comunidad. Cuántos otros patrones hay en el mercado de consumo que
de verdad hacen daño y ahí nadie levanta la mano para decir basta.
Ahora bien, hay una enorme diferencia
en la actitud de unos países a otros, existen países que envían a
sus representantes a todo tipo de competencias deportivas,
académicas, de belleza, etc y siempre tienen un motivo para realzar
a su país, hay una honra, así pierdan pero siempre están en todo y
respetan su bandera, a su presidente, se sienten orgullosos de ser lo
que son, aunque exista la crítica pero hay una actitud de ganadores
o acogen a aquellos que no son escuchados en sus lugares de origen,
siempre pensando en dar un paso adelante y no para atrás como los
cangrejos.
Si en una familia o en un país se está
criticando, menospreciando y cerrando las puertas a sus integrantes,
difícilmente tendrán un progreso, siempre existirán motivos de
conflicto. Cuando hay apoyo, afecto, no se siente complejo de
inferioridad o superioridad y se camina hacia adelante, se abren
puertas. Como una isla energúmena, o siendo un erizo sicológico no
se puede avanzar.
La cultura también es adaptarse a los
cambios, porque el lenguaje lo transforman las mayorías, lo popular,
así mismo se van conservando, perdiendo o imponiendo nuevas formas
de expresión humana. Entonces si los reinados, la música, los
juegos, la diversión, la farándula van primando en la cotidianidad,
a través de ellos debemos aprender a transmitir y perseverar con
nuestros valores culturales. En todas las manifestaciones del arte y
la ciencia hay un lenguaje que por fuerza de tiempo y distancia se
puede leer para no quedarnos relegados en un pasado y transmitir en
las nuevas generaciones según su tiempo y sus propias
manifestaciones el amor por el saber; la costumbre, la tradición e
innovación pueden integrarse, todas son respetables y depende desde
el ángulo del que se les mire pueden enriquecerse mutuamente,
fusionarse o cambiarse.
Desde el pasado hasta ahora se exhiben
las mujeres en ciertos lugares como un objeto, una mercancía, un
ente descerebrado, se cambian por dinero, por dotes, por sexo, por
juego, etc. En los reinados están enalteciendo su belleza pero
también se le está valorando cómo es esa mujer internamente en
cuanto a su sensibilidad e inteligencia y se le está encomendando
una tarea, que deja unos resultados ejemplares y se le exige por
ello.
Una mujer líder, que cuide de su
aspecto físico, su autoestima y por qué no, ya han existido,
existen y existirán demasiadas mujeres mártires y sacrificadas a
cambio de olvido, ingratitud o injusticia, pero por dentro también
es importante, mujeres con sensibilidad, capaces de proyectarse a una
comunidad de forma constructiva e inteligentes que no tiene por qué
reñir con cuidarse a sí mismas, con lo cual se está enseñando un
mensaje a las futuras mujeres, si se mira bien eso puede contribuir
al cambio de la historia de las mujeres hasta ahora.
Una reina no cambia un país o el mundo
pero una sonrisa, una actitud, una obra quizá abran más puertas que
tanta hiel.
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