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Rodríguez, acompañado por su equipo en la rueda de prensa. EPDA “Podemos haber sido torpes, pero
no ladrones”. Esta frase resumía el sentir del presidente de la Diputació de
València, Jorge Rodríguez, en la rueda de prensa celebrada esta mañana en el
patio gótico del edificio de la plaza Manises para anunciar su dimisión.
Arropado por parte del grupo socialista y por su gente de confianza, Rodríguez dejaba
la presidencia que ha ostentado durante tres años “seguro de mi inocencia y de
que para demostrarla es mejor estar fuera de la institución”. Horas más tarde, se conocía también su decisión de delegar también la alcaldía de Ontinyent en la primera teniente de alcalde,
Rebeca Torró, para disponer de tiempo para preparar su defensa.
Pocos actos habían generado tanta
expectación en el organismo provincial. Desde más de media hora antes de la
prevista en la convocatoria, alcaldes y concejales socialistas, vecinos de su
localidad natal, Ontinyent, donde es alcalde, y medios de comunicación
abarrotaban el patio gótico. Con media hora de retraso, Rodríguez, acompañada
por Conxa García, Mercedes Berenguer, Bartolomé Nofuentes, Toni Gaspar, Pablo
Seguí, Xavier Simón (cogerente de Divalterra) y Ricard Gallego, con los
que había estado reunido previamente, descendía por las escaleras a gritos de “Jorge,
Jorge”.
Tras disculparse por no poder dar
más información judicial –el caso está bajo secreto de sumario-, Rodríguez hizo
un repaso de los tres años de gobierno al frente de un institución que desde el
primer momento “quisimos poner al servicio de la sociedad” y “hasta el
miércoles de la semana pasada creo que lo habíamos conseguido”. La siguiente
alusión fue para “la piedra” con la que han tenido que batallar desde su
entrada al gobierno provincial: Imelsa (actual Divalterra). “Pensamos en
disolverla, pero nos pesó más el futuro de las familias” que trabajaban en la
empresa pública. Precisamente, Divalterra le ha costado el cargo.
Con absoluto convencimiento,
Rodríguez aseguró que “podemos haber cometido errores administrativos, pero
estoy seguro de que nadie, ni yo ni mi equipo, ha metido la mano”.
Así se despedía, “seguro de mi
inocencia”, respetando a su partido en el que “hemos puesto el listón ético muy
alto”, “con la conciencia bien tranquila” y “orgulloso de dejar esta
institución en muy buenas manos”, las del actual vicepresidente segundo y
alcalde de Faura, Toni Gaspar.
Rodríguez volvió a subir las
escalitas acompañado por gritos de “Ontinyent, Ontinyent”, localidad de la que ha decidido delegar sus funciones temporalmente en Rebeca Torró, su teniente de alcalde.
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