Profesor en el aula. EPDA En
la mayoría de los casos no somos conscientes de que la voz tiene una
capacidad limitada de uso y de que hablar
mucho, mal, gritar o fumar, entre muchas otras cosas, pueden hacer
que suframos alguna patología. Según
un estudio realizado por la Sociedad Española de
Otorrinolaringología sobre Patologías de la Voz, los maestros y
profesores son el sector más vulnerable y, por lo tanto, uno de los
que más trastornos sufren y más acuden a los especialistas médicos
de la voz.
Por
ello, en este mes, con el inicio del curso escolar, muchos profesores
temen cómo afrontar las numerosas clases en las que tienen que
conseguir ser escuchados, sin quedarse sin voz en el intento. Los
profesionales de la Unidad de Voz del Hospital de Manises han
preparado un decálogo con algunos consejos para que, tanto los
maestros como el resto de la población, puedan seguirlos y evitar
así la mayoría de problemas que se producen en nuestra voz.
No hablar en ambientes ruidosos.
Lo ideal es que el ambiente en clase sea lo menos ruidoso posible,
pero, en el caso de que sea inevitable, se deben buscar otras
soluciones. La doctora María Virginia Barrios, miembro de la Unidad
de Voz del Hospital de Manises, propone por ejemplo, “articular
más de lo habitual, hablar claro y lento y así se evita repetir.
En cualquier caso, no se debería hablar en un ambiente donde se
superen los 85 dBs”.
No fumar. El
tabaco es un factor irritante para la laringe. El humo del tabaco
reseca las cuerdas vocales lo que produce una inflamación de las
mismas. Esta inflamación no permite que las cuerdas vocales se
junten correctamente y esto hace que cada vez se irriten más. “El
humo pasa entre las cuerdas vocales y predispone para que aparezcan
lesiones como edemas o pólipos. Además, es la principal causa de
cáncer de laringe”, aclara la doctora Barrios.
No chillar ni hablar
gritando puesto
que es un comportamiento de esfuerzo vocal. La doctora del Hospital
de Manises explica que “sobre todo las personas que utilizan mucho
la voz en el día a día, como los profesores, deben acomodar su uso
a sus posibilidades reales para evitar esas situaciones”.
No hablar en exceso porque
es un comportamiento de abuso vocal. Es cierto que en muchas
ocasiones es inevitable ya que el docente debe dar muchas horas de
clase seguidas. Sin embargo, es bueno tener unos dos o tres periodos
de descanso de 15-20 minutos al día o limitar las llamadas
telefónicas los días de trabajo. En general, se debe intentar no
hablar más de cuatro horas seguidas, aunque en muchos casos sea
misión imposible. Al igual que todos los demás músculos de la
economía corporal, las cuerdas vocales son músculos que hay que
entrenar y calentar para usarlas. Igualmente, al final de su uso
profesional hay que realizar ejercicios para estirarlas y
relajarlas.
Hidratarse correctamente. Los
especialistas de la Unidad de Voz del Hospital de Manises advierten
que “los profesores, debido al gran esfuerzo vocal que desempeñan,
deben intentar beber más de dos litros de agua diarios para que la
mucosa que recubre a las cuerdas vocales esté bien hidratada”.
Por ejemplo, se pueden usar trucos para hacer como beber siempre que
comamos o tener una botella a mano todo el día. “Además, al
contrario de lo que se piensa, los caramelos de menta, mentol o
eucalipto resecan muchos más la garganta, por lo que se deben
evitar siempre que se pueda, ya que su efecto es totalmente
contraproducente”, explica la doctora Barrios.
Descansar de forma
adecuada. La
fatiga corporal se refleja en la voz. Los docentes tienen que ser
conscientes de que descansar es fundamental para obtener el máximo
rendimiento de la voz. Se deben dormir al menos entre siete u ocho
horas e ir descansado
los días que se deba usar la voz.
Respirar bien antes de
hablar. Se debe
intentar respirar bien para hablar e intentar no hacerlo con el aire
residual que nos queda, ya que esto provocará sensación de ahogo y
supone un comportamiento de esfuerzo. Es recomendable conocer las
distintas técnicas de respiración para reducir esfuerzos.
Evitar irritantes como el
humo o el polvo. En
este sentido, un elemento altamente nocivo para los profesores es la
tiza. Aunque se ha utilizado desde hace años para la docencia, lo
cierto es que es muy irritante para la garganta. Por ello es bueno
que los profesores intenten usarla lo menos posible y que, si lo
hacen, borren la pizarra con un trapo húmedo en vez de un borrador,
por ejemplo. De esta forma se puede evitar que el polvillo que
desprende sea inhalado.
No carraspear. El
carraspeo supone un esfuerzo para las cuerdas vocales ya que es un
movimiento fuerte y violento. Para poder evitarlo se puede tragar
saliva o beber pequeños sorbos de agua.
Realizar controles
periódicos de la voz. La
doctora Barrios, explica que, “todos los profesionales que usen la
voz para su trabajo deben ir de forma periódica al
otorrinolaringólogo, foniatra o logopeda.
De esta forma podrán mejorar sus capacidades vocales y someterse a
un tratamiento en el caso de que detecten que una disfonía se
mantiene más de 15 días sin que se deba a un catarro”.
Circuito
rápido para profesionales de la voz
Las
patologías relacionadas con la voz suponen una gran incomodidad para
las personas que las padecen y es motivo de bajas laborales. El
Hospital de Manises dispone de un Circuito Rápido integrada en la
Unidad de Voz para profesionales que trabajan con la voz como
maestros, músicos y periodistas con el objetivo de diagnosticar lo
más pronto posible los síntomas y patologías que puedan tener y
que les dificulta su labor diaria.
Formada
por médicos otorrinolaringólogos, rehabilitadores o logopedas, este
circuito mejora la calidad y rapidez de la atención a este tipo de
pacientes, evitándole numerosas consultas al médico de familia o la
prolongación de las bajas laborales que pueden ocasionar.
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