Laura Pausini, la revelación de La Voz 3. Foto, La Voz México Ayer Telecinco estrenaba la tercera edición de uno de los talent show revelación de las últimas temporadas en el panorama audiovisual internacional, La Voz 3 y lo hacía con un grandísimo éxito de audiencia: 4, 5 millones de espectadores y un 28% de share. En frente, una de las series revelación de la temporada, Bajo Sospecha de Antena 3 que cambiaba al lunes su día de emisión en una estrategia cuanto menos arriesgada de la cadena de San Sebastián de los Reyes pero que no le pudo salir mejor, subiendo la audiencia que lograba el martes y rozando el 20% de espectadores. Fueron listos los programadores de ambas cadenas en emitir en lunes, el día donde casi todo lo que se estrena triunfa debido al mayor consumo televisivo de la semana.
Volvió La Voz y volvió con la revelación de una de las cantantes más queridas de la música en nuestro país, Laura Pausini. La italiana se convirtió en la gran estrella de la noche arrebatándole los elogios a Malú, encantada ella siempre de haberse conocido y que en la tercera edición continúa con esos aires de coach relamida. La Voz 3 volvió a brillar son su espectacular ruido en redes sociales, y su gran espectáculo televisivo: luces, sonido... pero pecando también de ciertos tópicos que le otorgan ese puntito choni que a veces tantova unido a ciertos aspectos de la parrilla de Telecinco. Mientras a A3 le obsesiona parecer elegante y que sus series parezcan imitaciones, a veces buenas, de las teleseries americanas, los de T5 suele tirar por lo cani en muchas ocasiones. Anoche, como si en España no hubieran otros géneros musicales, se volvió a tirar de lo de siempre: flamenquito. Que, con todos mis respetos, está muy bien sí pero el espectro musical español da para muchísimo más.Pero claro teniendo a Malú, Orozco y Sanz como coach es lógico que La Voz 3 parezca más un espectáculo de Cadena Dial que de Europa FM. Ojo, repito, que no es malo pero un ligero cambio en los temas no iría nada mal.
La reflexión está en la sobreexplotación que T5 está realizando de estos talents. Aunque por otra parte, T5 ha captado la atención del público con ellos y ha conseguido copar el género en su parrilla. Otro género que se le escapa a Antena 3 aunque vislumbra ciertos rayos de sol tras los chaparrones. Top Chef o Casados a primera vista y sus buenas audiencias están lográndole abrirle un nuevo y acertado camino en más géneros que no sean las series, el humor y los peliculones en prime time.
La Voz 1, La Voz 2, La Voz 3, La Voz Kids, Pequeños gigantes, Levántate... y todos ellos por encima del 20% de audiencia. Todo un éxito aunque es un breve espacio de tiempo. La audiencia siempre responde porque sabe que si quiere un programa de estas características, T5 se sacará otro de la chistera. En nuestro país, siempre habrá un público ávido de estos grandes formatos que emite T5, como también de Gran Hermano, Gran Hermano VIP, Supervivientes, Acorralados, Mira quien salta.... Y estoy convencido que aunque la cadena esté exprimiendo la gallina de los huevos de oro nuevamente en este género, los talent shows, hay cuerda para rato.No sería de extrañar que rescatara el espíritu Operación Triunfo. Eso sí, un punto a favor de este género en la parrilla de T5 es que aún no ha empezado a perder el norte como si lo están haciendo los realities de la cadena. La última edición de GH VIP es todo un despropósito, dañando seriamente el espíritu del reality madre Gran Hermano. Demasiado salvamizado, demasiadas visitas entre ellos, juicios sin sentido como excusa para alargar un chicle que no da para más... esperemos que GH no vuelva hasta 2016 porque T5 ha llevado hasta la extenuación a este formato en la última temporada.Pero como en Fuencarral son unos sabios, golpe de efecto y cambio de tuercas y la gente, al igual que con los talents, seguirá viéndolos. Siempre habrá un público para ellos, como siempre lo habrá para el Deluxe.
Y volviendo a La Voz 3, de aquí nada se espera. Me refiero a los concursantes. En ningún talent de T5 desde, justamente, OT, ha nacido una estrella duradera más allá que de algunos bolos en discotecas o apariciones en play back en Qué tiempo tan feliz. Aquí la emoción está en el jurado, en sus decisionesy juicios, y en el sentimentalismo -a veces puro espectáculo televisivo de lágrima pintada- que acompaña a estos programas. La tele es espectáculo. Y ha vuelto La Voz, a seguir estirando el chicle. Mientras mastiquen...
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