Juan Vicente Pérez La Educación como pilar
fundamental en el desarrollo de toda sociedad ha sido uno de los ejes
fundamentales en las políticas transversales del Partido Popular. Un sistema
educativo que ha apostado por la calidad, la tecnología y el plurilingüismo,
con el mayor porcentaje presupuestario de todas la CCAA destinado a consolidar
un modelo educativo de Calidad y en Libertad.
Una apuesta valiente y decidida
que ha sido cuestionada históricamente por una Izquierda que ha controlado y
sigue controlando, los entresijos del sistema educativo. Un salto al vacío de
una izquierda responsable de todas las Leyes Educativas que se han puesto en
vigor y que una tras otra, han sumido en el mayor de los fracasos a nuestro
sistema. No valen las loas y las algaradas constantes de aquellos que dicen que
el sistema educativo está siendo violentado por las políticas populares. El
mejor ejemplo de su demagogia y oportunismo son los continuos indicadores que
sitúan nuestro sistema educativo a la cola de la OCDE.
En palabras de Su Santidad ante el Parlamento
Europeo, la educación no puede limitarse
a ofrecer un conjunto de conocimientos técnicos, sino que debe favorecer un
proceso más complejo decrecimiento de la persona humana en su totalidad. Los
jóvenes de hoy piden poder tener una formación adecuada y completa para mirar
al futuro con esperanza, y no con desilusión.
Como muy bien expresaba el
ex-Conseller Font de Mora, la Izquierda ha utilizado siempre la Educación como
un mecanismo perfecto de adoctrinamiento, un mecanismo de ingeniería social
ideologizada que con el paso de los años ha socavado los cimientos de un
sistema ineficiente, gracias a la continua politización hábilmente desarrollada
por ellos. Una izquierda que se enerva ante la constancia de un Partido Popular
que ha fundamentado su acción de gobierno en la construcción de centros
escolares (más de 600), en la mejora de las plantillas docentes y en
desarrollar Planes de mejora del rendimiento escolar.
Datos, cifras, que apabullarían a
cualquier mortal, reflejando el extraordinario esfuerzo que esta Comunitat ha
desarrollado con los distintos gobiernos del Partido Popular y contra los que
se estrellan una y otra vez, las distintas mareas manipuladas desde la
demagogia y el populismo más servil. Hechos constatables que ponen en valor esa
apuesta por un sistema que apuesta por la colaboración público-privada en la
enseñanza, garantizando la efectiva libertad de elección de centro docente por
parte de las familias. Una apuesta por un modelo plurilingüe ambicioso, como
garantía de futuro para nuestros jóvenes. Una mayor y mejor orientación en
nuestras escuelas, como herramienta fundamental para garantizar la atención a
la diversidad de nuestras sociedades cada vez más complejas. Una apuesta por la
dignificación de la formación profesional como parte de ese binomio
formación-empleo imprescindible para acceder al mercado laboral.
Datos y cifras que ponen en
evidencia la falta de argumentos de una izquierda anquilosada por sus propias
contradicciones, por su falta de proyecto al cuestionar la sostenibilidad de un
sistema que el Partido Popular ha garantizado, por mucho que griten aquellos a
los que la efectividad y los resultados dejan una y otra vez en evidencia. Un
constatación que se ve reflejada en los Presupuestos de 2015: 2.605 M€ para la
pública y 670 M€ para la concertada (4 veces más para la pública); 4.580 e por
alumno en la pública y 2.936 € en la concertada (un 56% más en la pública); un
gasto diario de 14.35 M€ en la pública y 3.69 M€ en la concertada (casi 4 veces
más).
Demasiado ruido en torno a una
materia tan sensible y estratégica como la Educación. Otra apuesta por la
demagogia de unos colectivos inmovilistas a los que el statu quo y el apparatchik
les proporciona una ventaja sobre la mayoría silenciosa, sin importarles el
futuro de nuestros hijos, meros instrumentos en sus manos.
No podemos dejar que la educación
de nuestros hijos caiga en manos de aquellos que buscan imponer un modelo único
fallido. Un modelo donde las familias no podrán elegir, donde los conciertos
desaparecerán, que impondrá el catalán ya sin ambigüedades ni tapujos y donde
el intervencionismo estatal garantizará la manipulación de nuestros jóvenes,
gracias a una carga ideológica que se impondrá al conocimiento. Ante eso, yo
quiero una Educación en Libertad.
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