Carmen de Andrés con la propietaria de Guanche. FOTO EPDA La versión canina de ‘Liberad a Willy’ ha tenido un final feliz. Fin al secuestro de Guanche. La lucha por recuperar a su podenco de color canela ha dado sus frutos, por fin, después de 28 días intensos.
La odisea comenzó el 1 de julio cuando el podenco ‘‘de color canela, hocico blanco, pecho y extremo de pies y cola blancos’’, se le escapó de su chalé, en la montaña de Sagunto, por una traca que celebraba la victoria de la Roja en la final de la Eurocopa.
Inmediatamente, Alberto comenzó una búsqueda, poniendo carteles en la capital del Camp de Morvedre, y a través de las redes sociales.
Aprovechando su gran experiencia en desarrollo de páginas web y posicionamiento en buscadores SEO, descubrió, por casualidad, que las personas que se lo habían llevado, intentaban darlo en adopción sólo dos días después, sin averiguar si tenía o no dueño y, peor aún, al descubrir que es cazador su propietario, alentando en las redes sociales para que no vuelva a su legítimo dueño, acusándolo de ‘’maltratador de animales’’ por el mero hecho de ser aficionado a la caza, que cometió el error de no ponerle chip.
Las personas que lo encontraron y se lo llevaron, se habían acercado hasta Sagunto alertados por un incendio en la montaña de Romeu, para intentar rescatar animales que pudieran verse sorprendidos por el fuego. Asustado por la traca de la victoria, Guanche saltó la valla del chalé y se cruzó con los animalistas, que se lo llevaron.
Hasta aquí, todo correcto. Sin embargo, la historia se transformó cuando su legítimo dueño comenzó a buscarlo por las redes sociales, pues descubrió que el cartel que utilizaban para entregarlo en adopción mentía respecto al animal, además de varios errores respecto a la edad y raza. ‘’Soy un podenco ibicenco, de un año y medio, abandonado por no poder cazar debido a una malformación en la mandíbula’’. Ni es podenco ibicenco -es canario-, ni estaba abandonado y lo único que tiene ‘’es la mandíbula inferior un centímetro por detrás de la superior’’.
Así comenzó una odisea que duró 28 días y que le llevó a Alberto a descubrir una red de intereses en la venta de podencos por Europa, donde estos animales son muy apreciados y cotizados. Esa es la razón, según ha explicado a El Periódico de Aquí, por la que las personas que lo encontraron se resistían a devolverlo, pese a que Alberto logró localizarlas por el rastro que fueron dejando en Facebook, que les llevó hasta sus correos electrónicos y teléfonos particulares.
La presión de numerosos cazadores -muy indignados con los animalistas que utilizaban el argumento de no devolver el animal a su propietario por el mero hecho de ser cazador- y la publicación de un artículo denunciando lo sucedido en la edición digital de El Periódico de Aquí -que batió récords de lectores con más de 5.000 entradas-, fueron determinantes para que las ‘secuestradoras’ -retuvieron a Guanche a sabiendas de que su dueño lo estaba buscando-, desistieran finalmente y se lo entregaran.
Para llegar a ese punto hizo falta una denuncia en el SEPRONA de la Guardia Civil y la imprescindible colaboración de Carmen de Andrés, encargada de SOS Sagunto, con muy buenos contactos con otras protectoras, quien hizo de puente en el momento de la entrega en un veterinario de Valencia.
‘‘Estas personas ya le habían puesto un chip a Guanche con el objetivo de intentar eliminar mi legitimidad como propietario’’, señaló Alberto después de recuperarlo, después de 28 días de rastreos por internet, que finalmente ha dado sus frutos.
Así, Alberto difundió el secuestro por todos los perfiles de Facebook de cazadores, así como por numerosas entidades animalistas y por asociaciones europeas vinculadas a los podencos. ‘‘Les advertí que intentaban dar en adopción ilegal a mi perro e hice un llamamiento para que lo devolviesen’’, señala.
‘‘Finalmente, me llamaron para llegar a un acuerdo y así es como nos vimos en la Sociedad Protectora de Animales de Valencia, donde se produjo la entrega, pagando previamente el chip y cambiándolo a mi nombre’’, ha concluido.
Lo busca un cazador
La lucha ha sido muy dura, porque los animalistas utilizaron las redes sociales, como Facebook, para promover la adopción del animal y, al descubrir que en realidad tenía dueño, para agilizar el proceso, en lugar de devolverlo a su legítimo dueño.
Frases como ‘’urgente, ayuda, por favor, lo está buscando un cazador’’, ‘’si no lleva microchip, abrirle una cartilla y ponérselo y ya no lo puede reclamar’’ u ‘’ojo, lo están buscando e intentan ponerse en contacto con la persona que lo tiene acogido. Vamos a intentar entre todos tramitar una adopción lejos de aquí! hay que sacarlo!’’ fueron algunas de las que se emplearon para evitar que el perro volviese a Alberto.
Los desencuentros en Facebook han sido constantes desde el día de la desaparición, con debates entre el propietario y algunos animalistas, que lo acusaban de maltratador de perros por el mero hecho de ser cazador.
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