Juanvi Pérez. FOTO EPDA
La noticia llegó hace unos días y a mí me llego por sorpresa. Hoy los
teléfonos móviles te pasan las noticias con tremenda facilidad; me
pilló incomunicado por voluntad propia y la verdad es que aún no he
podido hablar con mi buen amigo Juan Vi, que acaba de estrenar sillón en
la bancada del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados en Madrid.
Conocí a Juan Vicente Pérez Aras, hace muchos años, tantos que ni
recuerdo desde que lo conozco, hemos vivido momentos de asueto rodeados
de familia y amigos, hemos compartido bodas y ceremonias sociales, y
años más tarde nos unió la política, un mismo partido, unos buenos
amigos, unas ideas esperanzadoras capaces de gestar y llevar adelante un
cambio para conseguir unas metas limpias, siempre pensando en el bien
común de nuestros pueblos; hemos compartido otros momentos de dudas y
desesperanza, pero en el fondo Juan Vi, ha sido un corredor de fondo
que supo salvar todos aquellos obstáculos que frenaban el buen hacer de
las personas generosas.
Siempre recuerdo y tengo presente a un Juan Vi, próximo, servicial,
altruista, en muchas ocasiones transmitiendo “misericordia política”,
pero siempre receptivo, atento y cercano, pero sobre todo con un
potencial de humanidad que a la hora que lo llamaras siempre te atendía
y lo sentías a tu lado, en este caso a mi lado. Esto escrito así,
parece una historia de amor, no una falacia del querer, porque no es lo
mismo amar, que querer (todos quisiéramos ser todo, y de paso tenerlo
todo), el que ama se entrega sin límites, es mucho más fácil querer que
amar. En Juan Vi, yo he visto esa circunstancia, su amor a la política,
al bien común, al estar al “lado de…” y al ser sincero y generoso, le ha
valido sembrarse un camino (que seguramente habrá tenido momentos
complicados) que hoy ve altamente recompensado.
No por la merecida recompensa económica, no por la vanagloria de ser
un poco más que ayer, no por la ostentación de un cargo nuevo para su
persona, no por subir un peldaño más alto; personalmente, pienso que esa
recompensa le ha venido por su forma de labrar el día a día su vida
político-personal, que para mí (pensamiento de amigo) viene cargada de
buenas obras, meritorias atenciones personales, y trabajo sin descanso.
Es la imagen que necesitan ver los hombres y mujeres de nuestros
pueblos: políticos, gestores, hombres sencillos y cercanos que actuando
con toda integridad acerquen la política a las gentes. Hombres y
mujeres que hablen claro, y hombres y mujeres que sean capaces de hacer
“algo” con solidaridad y acierto para que todos entiendan que la
política es para servir y no para servirse de ella.
Juan Vi, ahora será más difícil tomar café contigo a la sombra del
Miguelete, ahora en la Villa y Corte, tienes otros cometidos más
importantes que ser el “oidor” de muchas de las penas que te llegaban de
tus amigos los ciudadanos de a pie, quizás ahora una de las tareas más
importantes que tienes que hacer, es que en verdad seas el espejo donde
se miren los políticos y que en ti vean ese hombre que ha llegado a su
nuevo destino por méritos propios y por hacer el trabajo bien hecho. No
todos tienen esa recompensa, muchos se pierden en los caminos aun
trabajando bien… Pero no es tu caso, el tuyo es que estas ocupando el
Sillón que fruto de tu trabajo te has merecido.
Lo celebro por ti, por tu esposa Nieves y por vuestras hijas, por
todos aquellos que como decía más arriba te apreciamos de corazón, y
sobre todo al finalizar estas líneas tengo que tener un recuerdo
especial para un buen hombre que ya no está con nosotros, pero estoy
convencido de que jamás nos abandona y es de Vicente Alba (q.e.p.d.) que
tú, yo y muchos amigos más estuvimos siempre a su lado y el al nuestro.
Hoy estaría muy orgulloso de ti.
Es la hora que la vida, el mundo, la política te devuelve un poco de
lo que tú has dado a lo largo de tus años… jamás te olvides que el poder
es muy efímero, sé que lo tendrás presente; y no olvides tampoco ser
como eres, vivir para servir, luchar por la justicia y la paz, y sobre
todo por ser un ejemplo como siempre has sido. Juan Vicente, te lo
mereces, si tuviera que poner ahora el título a ésta columna, la
titularía: “El pago de una deuda”, la paga que te debemos todos aquellos
que hemos caminado contigo. Felicidades.
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