El ser humano es una gran empresa o
multinacional que dispone de sede permanente, una ventanilla siempre
abierta en el pasado y con una oficina abierta y muy activa en el
futuro. Me gustaría no se reduzca la metáfora exclusivamente al
tema económico o la situación actual, porque se perdería la
claridad del mensaje que quiero transmitir desde estas líneas.
Ciertamente, el ser humano necesita conocer – o al menos, un poco –
los trazos importantes de su pasado para encauzar exitosamente su
energía en el presente, en el día a día. Pero es en el anhelo de
alcanzar un futuro mejor, superando los rigores de la circunstancia,
lo que orienta su acción con pasión. Cualquier otra actividad, como
el conformismo, el egoísmo o la envidia y la desesperanza, podrían
considerarse patológicas. Lo principal para todo es la pasión…y
una pizca de constancia y perseverancia, por supuesto.
Sucede que la visión del pasado suele
disolverse en al estela brumosa que el devenir deja en el mar del
tiempo, antes de su definitiva evaporación. Nunca lo olvidemos, la
experiencia anterior, tanto si es positiva como negativa, está ahí,
pero nunca debe lastrar el futuro. Este futuro no puede disipar esa
niebla – problemas económicos – crisis – desde el presente sin
alterar el futuro, pero si que se puede observar a través de ella
para tratar de intuir el camino más seguro y, de hecho, hay quien
tiene la vista más aguda o emplea mejores estrategias, conoce la
senda o simplemente, tiene más paciencia – economía, oportunidad,
emprendedurismo -.
En su origen, la palabra griega “
apocalipsis “ significa “ revelación – desvelar lo oculto “
y poco hay más oculto, para ser acertado, que el futuro. Cualquier
cabeza con chispa de humor afirmaría que el “ apocalipsis” del
futuro particular de cada uno, no es tan preocupante…es una
cuestión de paciencia – como decía arriba anteriormente -. Pienso
esta afirmación es ineludiblemente incuestionable, Mientras el ser
humano lo sea, tendrá un afán insaciable por conocer que hay en la
niebla del futuro y tras ella, lo que le lleva a recurrir a un
lenguaje y a unos parámetros “ apocalípticos “, es decir,
orientados a desvelar el futuro inmediato. Uno de los ejemplos más
próximos a lo cotidiano de lo planteado en la frase anterior se hace
presente, y más ahora, que nos encontramos prácticamente en campaña
electoral, es decir: cuando los ciudadanos eligen a quienes han de
decidir por representación durante cuatro años.
Los programas electorales en su
globalidad deberían ocupar un lugar recóndito y destacado en las
campañas, el protagonismo se irá centrando en las dotes
“apocalípticas “ de los distintos candidatos y de sus
formaciones políticas. Deberíamos atender las declaraciones de unos
y de otros, saber elegir, atender y focalizar en la descripción de
cómo será el futuro en el caso de que ganen las elecciones, aunque
ciertamente es mayor – si cabe – el énfasis con que se plantea
el futuro en el caso de que sea el contrincante quien obtenga la
ansiada victoria. “ Mejor conmigo en el gobierno y peor sin mí…”.
¡ Claro, claro ¡. Mejor para ti seguro, y para nosotros, diríamos
cualquiera de nosotros, verdad. Por esta razón, el gran reto de
cualquier candidato debe ser desvelar lo que deparará el futuro
según la opción elegida. Mi opinión: que esta visión de futuro ha
de incorporar grandes dosis de esperanza, porque para lo contrario no
es necesaria esta parafernalia que se nos brindará en estos próximos
días. Lo principal: alejar el desánimo y el “ cabreo generalizado
“ entre muchísimos ciudadanos de bien en nuestro país.
Credibilidad, sinceridad, sentido común. En grandes dosis de
ello…seria el principal reto, la promesa verdadera. Si los grandes
retos antedichos se convierten en riscos insalvables para la clase
política de este país y para el electorado, lamentablemente nos
encontraremos en la misma situación que antes, danzando quizás al
son impuesto por otros cuerpos, otros medios. Esta inercia puede ser
imperceptible o engañosa, y si pernicioso es para nuestro país,
nuestra ciudad o nuestra C. Autónoma, carecer de ilusión y
vitalidad, mucho más lo es no darse cuenta de ello…y complacerse
con la mentira o quedándose en casa el día de las votaciones. Hay
que moverse, escuchar y saber elegir. Asumir desafíos, no olvidar
los responsables de la corrupción y desasosiego dominante en nuestro
país en los últimos años…porque así, afrontando estos retos con
cordura y valentía en el mañana, demostraremos que la sociedad está
viva y en disposición de “ labrar su propio futuro “ para que
este adquiera la forma necesitada y se expanda.
“Usted debe hacer el cambio que
quiere suceda en el mundo entero “.
Mahatma Gandhi.
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