Hace aproximadamente quince días, Julian
Castellblanque, Administrador único de Alser, S.L., declaraba que “si la aportación de otros patrocinadores no permite crecer al club, hay
que plantearse si el esfuerzo que estamos haciendo merece la pena”. El empresario añade que la
entidad rojiblanca tiene «el
presupuesto más bajo de la categoría», así que la condición de colista
responde a que “faltan mejores
jugadores, que se consiguen con más dinero. La imagen de buen pagador sirve,
pero no es determinante, así que debemos pedir a las empresas públicas,
privadas y mixtas que ganan mucho dinero en Sagunto, que reinviertan una parte
en la ciudad”.
Resulta curioso observar como cualquier noticia
referente a lo deportivo de nuestro club, tiene en nuestras redes sociales
decenas de comentarios a favor y en contra. Sin embargo, la publicación de las
declaraciones de Julián, tan sólo mereció comentarios de un par de personas y
muy significadas socialmente en la ciudad.
Sinceramente creo que tanto la afición, como los
políticos como el resto de empresarios de esta ciudad creen que la ayuda de una
empresa como Alser, permanente desde el año 2005 y mantenida en una situación
como la que vive la empresa en estos momentos, es algo así como un maná eterno
y perenne. Nada más lejos de la realidad, al sponsor principal de cualquier
club, el resto de actores lo tenemos que mimar y darle razones diarias para que
renueve su compromiso. Nada de eso ocurre en estos momentos, y eso que es
curioso que lo que Alser demanda no es su sustitución, demanda que se sumen
nuevas empresas publicas, mixtas y privadas para seguir creciendo y dándole
razones para renovar bríos y apoyos. Lo digo hoy por si acaso, aunque no siga,
Julián Castellblanque se habrá ganado la rotonda de turno, mucho más que otros
que presumen de responsabilidad social corporativa y no se dejan ni un euro en
el club mas importante de su ciudad.
Estamos en una encrucijada curiosa y tenemos que
despertar, si alguien o algunos iguala la apuesta económica de Alser, tendremos
un equipo de Asobal o si bajamos con aspiraciones reales de volver rapiditos.
Si no la iguala nadie, pues retrocederemos en el tiempo catorce años y
tendremos un presupuesto para militar en Primera Nacional y tendremos que esperar
otros cuarenta años a que surja el sucesor de Alser, el de Juanjo Bataller, el
de Ramón Belenguer y los de los mil quinientos socios que muchos estaremos en
la residencia o enfrente del nuevo pabellón, o sea en el cementerio.
¿Seremos capaces de tirar por la borda tanto conseguido
porque nadie se anime a acompañar a Alser en la aventura por seguir mirando
hacia arriba? Por orden, señores políticos déjense diez minutitos sus debates
estériles por lo pequeño y por el poder y arrimen el hombro en algo que
realmente si genera unanimidades entre sus votantes. De todos sus partidos los
tenemos sábado tras sabado en las gradas del Ovni.
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