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Hace
ya casi cuarenta años el economista oráculo del Neoliberalismo, Milton
Friedman, tras recomendar en la Chile de Pinochet las medidas
económicas que debían desarrollarse (privatizaciones en el sistema de
salud y pensiones, reducción del presupuesto del Estado, anulación de
leyes laborales, etc.), no se arrugo al manifestar sus simpatías por el
asesino golpista Pinochet y calificar el saqueo que sufrió Chile de
“Milagro Económico”. Según Friedman la toma del poder (le da igual de
qué forma) debe servir para imponer cambios económicos radicales a
pesar del coste social. Para los Neoliberales las crisis son
necesarias, son una fase saludable del Capitalismo deben servir para
que tras cada crisis salga reforzado.
Según el politólogo canadiense Dorsal Brunelle "El
ultraliberalismo exige una transformación profunda de la gobernanza
política. En virtud de esta transformación, de los gobiernos y los
poderes públicos que, al renunciar a asumir el papel de promotores de
los bienes públicos y de protectores de los pueblos, se transforman en
depredadores”, eso está pasando con la Unión Europea que lejos ya
de servir para traer lo mejor de Europa a cada país miembro, ahora se
ha trasmutado en una eficaz herramienta para imponer criterios
neoliberales a todos los países bajo su influencia. Prueba de eso es la
intención del Pacto de Competitividad que se quiere discutir en la UE y
que a propuesta de Merkel, Sarkozy y Barroso (el 4º de las Azores)
lleva perlas como: bajada de sueldos; reducción de servicios públicos;
cambiar los impuestos para que afecten al consumo ( terminar con la
progresividad fiscal), cambio constitucionales que impidan a los países
endeudarse, vincular la edad de jubilación a las expectativas de vida
etc… A ustedes no lo sé a mi todo esto me suena a esa “Terapia del
Shock” de la que hablaba Friedman en los setenta y que debía emplear a
los medios de comunicación, dejando claro que el Mercado lo que necesita es no tener ninguna regulación y que la culpa de todo la tiene la intromisión del Estado
en la Economía. Si son de los que tiemblan al oír esto, después de
hacerlo hagan como Stéphane Hessel ¡Indígnense! El Shock ha comenzado.