Paz Carceller. FOTO EPDA
Pertenezco al Partido Popular
desde hace muchos años, he vivido las mejores épocas y también las peores, unas
veces con más implicación y otras con menos, pero les puedo asegurar que siempre
con orgullo, y esto a pesar de que algunos no nos lo han puesto fácil.
Por eso me resulta tan difícil
reconocer que los últimos acontecimientos internos,y me refiero a lo sucedido
en la última junta provincial, me produjo bochorno y me dejó “muy tocada”.
Las cosas se pueden hacer de
muchas formas, pero siempre desde el respeto y nunca saltándose las reglas del
juego. Debo tener un concepto de democracia diferente al de muchos porque no
concibo la democracia sin diálogo, sin negociación de discrepancias y sin
respeto; un respeto que siempre ha existido y que ahora me cuesta ver.
No llego a entender que entre
compañeros rechacemos o pongamos en duda el buen hacer de otros porque nunca lo
hemos hecho. Yo misma fue parte del Comité organizador del Congreso regional y
nadie cuestionó mi nombramiento ni el del resto de personas. Por eso me
sorprende que ahora todo se pretenda poner en riesgo apelando a una democracia
mal entendida. Debe quedar claro que no hay democracia sin diálogo y sin
consenso; si se hubiera llegado a un acuerdo basado en el consenso, insisto,
base de la democracia, en unos días estaríamos votando la presidencia
provincial del partido. Si hubiera habido diálogo hoy estaríamos hablando de
propuestas y no de división, de construir y no de destruir.
La democracia de verdad comenzará
cuando ese Comité, que no se pudo nombrar, se ponga en marcha y en las urnas se
decida lo que se tenga que decidir; no es un comité lo que fundamenta la
democracia en nuestro partido o por lo menos no lo ha sido hasta ahora. No utilicemos
mal el concepto, nos jugamos el futuro del PP.
No comprendo la falta de lealtad
cuando los motivos esgrimidos son de tan poca envergadura que me hacen pensar
que los egos personales están por encima de los intereses de nuestro partido.
No tengo nada que perder y eso me
permite hablar con total libertad, pero no les quepa duda que esta situación me produce gran desasosiego
porque los que hasta ahora hemos sido compañeros nos estamos convirtiendo en
opuestos.
Nuestro adversario no está dentro,
nuestro adversario es el tripartito que nos desgobierna, que no puede hacerlo
peor …suspenso en educación, deficiente en sanidad y para colmo de males la
deuda de nuestra comunidad aumenta a un ritmo frenético. ¿Porque cuando las
cosas parecen que empiezan a mejorar nos dedicamos a batallar entre nosotros? ¿Porque
no dejamos a un lado los personalismos y buscamos el bien del partido? ¿Porque
no empezamos a ser conscientes de que quizá el daño que nos estamos haciendo
sea irreparable?
Nos lo ponen en bandeja y nosotros nos
dedicamos a tirarla, haciendo caso omiso a lo que reclaman nuestros votantes
que se merecen un respeto.
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