Manuel Sierra. FOTO EPDA En las pasadas elecciones autonómicas, EU, con más de 100.000 votos a sus espaldas, quedó fuera de la "sacrosanta cámara de la palabra valenciana", que diría el Molt Honorable desde 2003 a 2011 y siempre rimbombante, Francisco Camps. Un candidato sólido como Ignacio Blanco, avalado por una gestión impecable en la lucha contra la corrupción que asomaba por nuestra tierra, hizo que a pesar del desgaste de su coalición y del auge en aquellos momentos de la nueva marca Podemos, competidora política de su mismo espacio electoral, consiguiera más de cien mil votos (un Camp Nou entero...), que por la barrera del 5% exigida para entrar en les Corts (en la mayoría de comunidades está en el 3%, como en Catalunya), hizo que EU se quedara fuera de las instituciones valencianas.
La misma noche electoral, el candidato más votado del cambio, Ximo Puig, hizo una mención especial a este caso de injusticia electoral y prometió un cambio en la barrera electoral si era investido President, para que fuera más asequible la entrada a les Corts.
Más de dos años después del cambio en la Generalitat, parece que por fin se va a afrontar esta cuestión. Ya se sabe que la cosas de Palacio van despacio, pero no deja de sorprenderme las pocas reivindicaciones escuchadas durante este tiempo por la propia EU, más preocupada en cargarse a su coordinador general o en coquetear con Podemos. De todas maneras hay un compromiso del actual Molt Honorable y se hayan olvidado o no desde las filas comunistas de esta cuestión, es necesario llevar a cabo esta reforma.
Sobre la reforma en sí, de las diferentes posibilidades que parece ser se ponen encima de la mesa, me quedo con la barrera del 3% para toda la Comunitat. Ni el inmovilismo del PP de dejarlo todo como está (es injusto a todas luces que en una comunidad como la nuestra, un partido con más de 100.000 votos se quede sin representación), ni barrera del 3% por provincia, con el riesgo de que exigir ese porcentaje a València, Castelló o Alicante, en vez de para toda la Comunitat, alimente un "regionalismo local" con nula o escasa representación en los otros dos territorios. Una comunidad todavía frágil en algunas cuestiones, necesita seguir fortaleciendo sus lazos entre comarcas de por sí tan diferentes y no ponerse zancadillas uno mismo. Sí al 3%, pero también sí a que las fuerzas que quieran entrar al parlamento autonómico, hagan el esfuerzo de presentar programas electorales que atraigan a los valencianos de las tres provincias.
El proyecto de vertebración de la Comunitat Valenciana, impulsado por el Acuerdo del Botánico, puesto en marcha estos últimos meses en reivindicaciones tan legítimas como la exigencia a Madrid, de una financiación justa para nuestra tierra, no se puede tirar por tierra con puestas en marcha de sistemas electorales, que pueden despertar fantasmas secesionistas, por suerte enterrados en el pasado.
Pasar del 5% al 3%, sería un avance muy significativo (con alrededor de 70.000 votos se podría conseguir representación) y un riesgo democrático que nuestra sociedad tiene que asumir, en el siempre difícil equilibro entre estabilidad y democracia.
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