Murgui, a la derecha. FOTO EPDA
Melendi en el tema que lleva por título “Barbie de
extrarradio”cantaba: “En la guerra, como en el amor, todo vale y siempre queda un perdedor.
Normalmente, pierde el que quiere mas, al igual que en una mesa de Black yack.Me olvidare de tu amor de
garrafón,olvidare de tus
besos de Judas, hoy voy a darle a
mi pobre corazón, una de capas de
alguna pintura, que borre las
humedades que le han dejado tus
recuerdos”.
Hoy desde buena mañana me han inundado las noticias, que ya
no son novedosas, son eslabones de una larga cadena que empezó hace años. Ayer
por la tarde las televisiones empezaron a narrar y dar cuenta de viajes, de
historias, de anécdotas diría yo que han ocurrido, se creían olvidadas, y han
mancillado la vida de muchas personas, sobre las que pesan leyes que les
obligan a guardar el más absoluto silencio. Es la guerra y el amor, donde todo
vale y siempre hay un perdedor…. Pero los besos de Judas siempre están
presentes, sobre el perdedor, y por muchas capas de pinturas que demos a los
corazones siempre quedan destrozados.
Sigue la canción de Melendi, advirtiéndonos de ciertos
peligros: “Tú subes como la mareayo bajo como la tensión, pa mí es como un rompecabezas lo que
pa ti cae de cajón.Yo
tengo arrugas en el alma,tu
piedras en el corazón; mis
sentimientos van en chándal y los tuyos visten de Dior!” Yo
tengo arrugas en el alma, a causa de las piedras que otros tienen en el
corazón, pero sobre tener piedras estas no se deshacen ante las miserias
provocadas a los otros.
“Una taza de té por favorpara este desnatado corazón,que poco a poco se desangra barbie de extrarradio” Y así vemos pasar
los días desangrándose los corazones antes las insensibilidades de unos pocos,
las miserias de otros muchos, y el lavado de manos como Pilatos de los que más
debían saber y que siguen diciendo que nada saben, cuando todo está pactado.
Y gracias a eso, hay quien sube como la marea, sin parar de
subir, sin pensar que contra más alto estás más estrepitosa puede ser la
bajada, y más cuando se sube a costa de que el otro baje, y baja como la
tensión. Y le hacen bajar la tensión y la presión del corazón, se paran los
latidos, se siente el rompecabezas pues vives dentro de el… y las noticias
no paran de bombardear, los ciudadanos zarandean los coches, sin que las
autoridades lo impidan, se airean las glorias pasadas, mientras unos van en
chándal, y otros van de Dior.
La
canción acaba diciendo “Y detente, pasé mis años olvidado en una
trampa para ratones, en la que tu eres el queso; tú con carrera
en el amor y yo en 1º de la ESO, pa estudiar el primer beso que me
diste y ahora te digo que no tienes corazón que no me dejas
elección que nuestra relación fue un chistequerida Barbie de
extrarradio, corre tu tinte está esperando.”
Lo
más importante de todo, las trampas que te tienden para que permanezcas en
esa ratonera, mientras el mundo te contempla impasivo e indolente, pero todos
en su interior con un sentimiento de rechazo y desprecio a quienes provocaron
tantos dolores. Hoy he escrito muy metafóricamente, no con humor ni con
sutileza como tantas veces hago, y quien bien me conoce sabe porque y como lo
hago. Hoy escribo dolido, dolido por el mundo y ante el mundo. “Todos
fuimos algo Judas, algo Poncio y algo Pedro, todos juntos te matamos, allá
arriba en aquel cerro”
Hoy
escribo memorando la canción de Melendi, con profunda tristeza por
todos los males que a causa de la corrupción nos azotan causados por
unos y silenciados por muchos… Pero aunque las preocupaciones de
los españoles vayan cambiando según las encuestas, los españoles, los
valencianos jamás debemos olvidar. Hay que mirar adelante pensando que no es
la hora de la revancha sino que es el momento de la justicia, esa justicia que
nos devolverá la libertad como pueblo trabajador, honrado y sensato. Donde
los amiguismos desaparezcan a favor de la justicia.
Hoy
acabo con otra estrofa de otra canción de sentimiento muy profundo de
mis amigos Brotes de Olivo de Huelva:
“Dame
lágrimas prestadas para seguir llorando
el dolor del olvidado, la crudeza del que es
rico.
Lloro el llanto de los otros, a mis ojos los nubla la
angustia del hombre
Sirve mi llanto de manantial que riega la tierra reseca del
hombre”.
Ese manantial que riega la tierra reseca del hombre tendrá
su fin, cuando la historia ponga a los hombres y las mujeres en su sitio,
sensatamente apartándolos del lugar que jamás debieron estar. |
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