Sandra Ramos. Violencia
intrafamiliar y violencia de género son conceptos que aparecen
diariamente en medios de comunicación y que muchas veces se utilizan de
la misma forma pero que no responden a conductas iguales.
Dentro de la violencia doméstica hemos de diferencia la violencia que
se ejerce en un ámbito privado entre los miembros de una misma familia,
las víctimas pueden ser también hombres, en este tipo de conductas
siempre se tendrá en cuenta que agresor y víctima conviven bajo un mismo
techo, requisito que no es indispensable en la violencia de género que
es la que se ejerce contra la mujer con la que se mantiene o ha
mantenido una relación de pareja, en este tipo de delitos únicamente
podrá ser víctima una mujer, o en su caso, transexual si hubiera
obtenido el cambio de sexo en el Registro Civil.
Una
de las cuestiones más conflictivas en determinar si ha habido una
conducta que se pueda entender como violencia de género es la de
determinar qué ha de entenderse por relación de pareja, la
jurisprudencia se han pronunciado en diversos sentidos, desde el más
abierto y flexible, en el que se valora la existencia de un mínimo de
compromiso o estabilidad o una cierta intensidad emocional, esta tesis
más moderna o adaptada a la realidad social, no tiene en cuenta otros
factores como la duración de la relación, la vocación de fundar una
familia, la fidelidad, o las expectativas de futuro compartidas.
En
contra de ésta postura, se plantea otra más rígida o de tendencia más
convencional , que valora la estabilidad en el tiempo y un proyecto
sólido de vida en común, lo que ha sido considerado muy apartado de la
realidad social que vivimos, ya que quedarían fuera de protección las
víctimas en relaciones de noviazgo entre adolescentes, relaciones
extramatrimoniales o relaciones sexuales esporádicas, por ello, la
tendencia jurisprudencial que más se adapta a la realidad, valora la
existencia de un vínculo afectivo entre agresor y víctima sin indagar en
el tipo de relación.
Otro
de los factores complejos que se dan en estos delitos es la dificultad
de obtener pruebas ya que los mismos siempre son cometidos en un ámbito
privado, por lo tanto, sin testigos ni otros medios por los que se
pueda acreditar sin género de duda como se produjeron los hechos.
A
ello habrá que añadir la cultura de los países del mediterráneo en
los que entra dentro de la tradición o el carácter popular ocultar los
problemas familiares o “lavar los trapos sucios en casa”, pese a ello,
la concienciación de la sociedad está en avance, las campañas de
prevención alertan de los nuevos fenómenos de violencia e intentan
atajar estos comportamientos informando y apoyando a las
víctimas.
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