Los
ingenieros industriales valencianos
contemplamos con mucha preocupación la tibieza con que el nuevo Gobierno
ha abordado el desarrollo del Corredor Mediterráneo. Lo primero es recordar,
por si se ha olvidado, que la infraestructura ha sido declarada prioritaria por
la Comisión Europea. Eso significa que los gobiernos de los países que
atraviesa el corredor lo deben de impulsar. Políticamente es sencillo: hay que
apoyar sin fisuras, titubeos ni medias tintas la infraestructura, crear una
partida –cuanto más grande mejor– en los Presupuestos Generales del Estado para
dotar económicamente el proyecto, dividirlo en las partes que se considere
oportuno, sacarlo a licitación y adjudicarlo.
Lo
peligroso de la actual coyuntura es que está en juego algo mucho más importante,
casi imprescindible: impulsar un corredor de mercancías frente a otro. El
Ministerio parece querer el del noroeste, un trazado mucho menos beneficioso y
mucho más costoso, debido a la orografía, frente al del Mediterráneo, cuya
utilidad está de sobra contrastada. FERRMED, organización de la que el Colegio
de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana es socio fundador, lleva
años demostrándolo. Este corredor, que afecta al 50% de la población española y
también al 50% del PIB, discurre con suaves pendientes desde Algeciras hasta Portbou
y conecta con todos los puertos del litoral mediterráneo español.
La
Comunitat Valenciana y el resto del área mediterránea española necesitan esa
infraestructura con urgencia, y el horizonte para que esté lista es 2020. La
herida en la industria local sigue abierta y nos estamos desangrando: su peso
en el PIB ha bajado desde el 20% a algo más de la mitad en menos de una década.
Vivimos
en una economía global. Nuestra situación geográfica nos acerca con ventaja a
los grandes núcleos emergentes del Extremo Oriente y también de África, pero
estamos alejados del centro de Europa, en una posición excéntrica.
Necesitamos
mejorar las comunicaciones con el resto de Europa y del mundo y las bases ya
están puestas. Sólo falta que los responsables de sacar adelante la
infraestructura no la ralenticen: hay que exigirles que se pongan al timón.
Los
puertos mediterráneos, y en particular nuestros puertos de Valencia-Sagunto,
Castellón y Alicante, competitivos y dotados de bases logísticas, nos conectan
con mercados tan grandes como China, Taiwán, Corea, Malasia, Japón e India. Si
los unimos con un corredor de mercancías transeuropeo gozaremos de la ventaja
competitiva que necesitamos para evitar la asfixia de la industria valenciana.
La permanencia de la factoría Ford de Almussafes en territorio valenciano será
más segura si conseguimos poner en marcha este eje. Y no sólo Ford se
beneficiará: todo el tejido industrial valenciano verá reducidos sus costes
logísticos y podrá ganar en competitividad, amén de las posibilidades que se
nos abren para poder configurar nuevas actividades de ensamblaje, acabado,
almacenamiento de productos de importación o exportación, además de mejorar
nuestra capacidad de competir con éxito con los puertos atlánticos de
Centroeuropa. Todo ello, sin duda, ayudará a ofrecer un futuro laboral a
nuestros jóvenes, algo que a día de hoy no tienen.
Los
ingenieros industriales valencianos solicitamos un compromiso firme e
inequívoco por parte de la Administración del Estado con el Corredor
Mediterráneo. Exigimos que se ponga en marcha cuanto antes el proyecto para
asegurarnos de que en 2020 estará operativo, tal como marcan los plazos. La
industria valenciana lo necesita. El conjunto de la sociedad valenciana, con
una unanimidad absoluta, lo reclama. De no ser así, las consecuencias negativas
de todo orden serán tremendas y de un impacto impredecible. Nos va mucho en el
corredor.
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