Alrededor de 60 vecinos y antiguos residentes de la calle Alexander
Fleming de Segorbe se han reencontrado hoy con las sensaciones que percibÃan
allá por los años 60 del siglo pasado en una cita que pretenden repetir en años
venideros.
El encuentro, que se ha querido denominar "Los niños de Tánger" por
ser este el nombre con que popularmente se conoce esta barriada de la capital
del Palancia, ha reunido a una buena parte de vecinos que han recordado a
personas, a circunstancias, juegos que sucedieron durante su infancia y
juventud.
Esta barriada de Tánger se encontraba separada del casco urbano –de
ahà su apelativo- cuando se construyó e inauguró en 1960 con 46 viviendas y
siete bajos comerciales. Hoy se encuentra integrada plenamente en el complejo
entramado de la ciudad.
Fernando Silvestre, uno de los promotores de la iniciativa, recordaba
que "estábamos rodeados de un montón de anegadas de huertas; en nuestra época
vino la televisión y el teléfono, pero nosotros venÃamos a este bando a charrar
y a jugar, al teléfono estropeado, a la madre calabacera, a marro, al sambori,
a churro, media manga, mangotero, parao y disparao, el pañuelo… no habÃan vehÃculos
en la calle que se cerraba por una baranda… y lo pasábamos terriblemente bien".
También hubo un recuerdo para "cuatro niños de entonces" que no han
podido estar en estos actos como Amparo Cueva Santa, Vicente CosÃn, Antonio
Montero y Ana Mari Gaos; y el reconocimiento para tres personas que se han
mantenido en la misma calle a lo largo de los años como Mª Dolores Devesa,
Fabiana Picó y Mª Dolores Forcada, a las que se hizo entrega de un ramo de
flores.
Tras la recepción, se ha procedido a una proyección de antiguas fotografÃas
y de la calle y sus vecinos que se han proyectado en Edificio Glorieta y
posteriormente se han reunido los asistentes a una comida.
También se ha jugado a algunos de los juegos que se practicaban en la
juventud.
Por sus caracterÃsticas urbanas, el barrio de
Tánger era uno de los más aprovechados por los niños y los mayores para
convivir en vecindad, espÃritu que de alguna forma se ha recuperado con este
encuentro.