El Ministerio de Agricultura prevé que la producción
citrÃcola de la campaña 2021/22 se reducirá a 6,7 millones de toneladas, lo que
supone una disminución del 4,8% respecto a la temporada anterior. El grupo de
naranjas crecerá apenas un 0,4%, mientras que el aforo de mandarinas y limones
sufrirá un descenso del 9,9 y 11,4% respectivamente.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, afirma que "estamos ante una producción de cÃtricos estable y bastante corta que deberÃa ser perfectamente asumible por los mercados y que no precisará de importaciones significativas de paÃses terceros. Si las cosas se hacen bien,
el aforo previsto favorece
que los productores puedan recibir unos precios aceptables que en la mayorÃa de los casos permitan compensar la bajada de la producción comercializada. No obstante, en términos de rentabilidad va a afectar el encarecimiento de hasta el 30% de los costes de producción, sobre todo por la falta de soluciones frente a las plagas y enfermedades que obligan a los agricultores a multiplicar el número de tratamientos con productos menos eficaces".
A falta de la publicación del aforo por parte de la
Conselleria de Agricultura, la Asociación Valenciana de Agricultores
(AVA-ASAJA) estima que dicha merma de cosecha de cÃtricos a nivel nacional será
similar o incluso ligeramente mayor en el ámbito de la Comunitat Valenciana, a
causa de los daños provocados por las plagas y enfermedades, especialmente el
Cotonet de Sudáfrica, y de las adversidades climáticas en forma de pedriscos y
lluvias torrenciales. Según las informaciones recabadas por esta organización,
las variedades más afectadas son las clemenules en la mitad sur de Castellón y
la mitad norte de Valencia –la zona más castigada por el Cotonet de Sudáfrica–
y las naranjas Navels tardÃas.
De acuerdo a los primeros boletines de la Mesa de Precios de
CÃtricos del Consulado de la Lonja de Valencia, "hay interés en las compras
aunque continúan lentas", "de manera muy selectiva" y "se centran en el grupo
de clementinas", precisamente uno de los grupos más diezmados por el descenso
de producción. AVA-ASAJA atribuye el ritmo bajo de operaciones a que "los
comerciantes están comprobando con lupa los niveles de afección de plagas y
pedriscos que hay en cada parcela, porque si superan un cierto umbral deja de
resultarles viable ir a recolectarlos".