Calles que inmortalizan a políticos en València

Las campañas electorales que vivimos durante estas semanas forman parte de la esencia de la ciudad. La política se adhiere a su día a día. Incluso a sus rótulos. En València una serie de primeros ediles tiene su propia calle que les recuerda, en algunos casos con la referencia de ´alcalde´; en otros, sin ella. Alguno la acaba de perder, y otro la va a ganar. Todo eso a la espera de que alcaldesas recientes como Clementina Ródenas o Rita Barberá –o incluso el mismo Joan Ribó- dispongan de su propia distinción viaria. Como detalle, la primera, la socialista, sí la tiene, aunque en su Ayora natal.

¿Y cómo son las calles de alcaldes? Bastante variopintas y en barrios dispares. En este largo paseo vamos a recorrerlas zigzagueando por Valencia. Siempre a pie. Primera etapa: Alcalde Albors, una perpendicular de Pérez Galdós, prácticamente frente a Juan Llorens. El muro del convento de Santa Clara ocupa la mitad de su lateral antes de llegar a una pasamanería (¡cuánto tiempo sin pasar por un local donde vendan pasamanos!), en su número 18. Frente a este comercio, una iglesia cristiana evangelista y, escasos metros hacia delante, la sede de la asociación de vecinos Nou Molés. La calle termina casi en un abrir y cerrar de ojos, en el cruce con L´Olivereta.

Después de contemplar el legado capitalino del mandatario republicano alcoyano, vamos a atravesar la espina dorsal de Valencia para recorrer la avenida Alcalde Gisbert Rico, máximo responsable de la ciudad en 1934. Perez Galdós, Giorgeta, Peris y Valero. Y aquí paramos, porque José Peris y Valero ocupó la alcaldía de Valencia durante un semestre de un ya lejano 1856.

Del kilómetro y medio aproximado de esta espigada y bulliciosa avenida vertebral urbana me explayaría en muchos detalles, pero ni el espacio ni el tiempo me lo permiten. Me quedo con tres apuntes:la casona de Azulejos de Onda, el local del Grupo Esperanto Valencia con los cursos gratuitos de esta lengua universal (portal 96) y los rótulos que indican que algunos edificios gozan de beneficios de leyes de hace más seis décadas y son de renta limitada (número 60 y 48).

Avenida de la Plata

Enfilo hacia la Avenida de la Plata (cuyos contrastes darán para un futuro Curioseando Valencia), llegó hasta la calle Nino Bravo y, desde allí, por fin, a la limítrofe avenida Alcalde Gisbert Rico, otro primer edil efímero, de meses de mando. No entro en más detalles de los ilustres políticos porque estas crónicas no buscan recopilar hechos históricos, sino relatar paisajes urbanos actuales.

Se trata de una avenida bastante curiosa, ya que su lateral derecho (mirando hacia Hermanos Maristas o hacia Amado Granell) no contiene viviendas, únicamente construcciones públicas. Mientras que en la izquierda ocurre casi lo contrario. Y matizo lo de casi porque sí que resaltan las pistas de tenis de Monteolivete.

Entre los locales citados de la derecha voy pasando por el enorme centro de salud, el casal de la falla Huerto de San Valero-Avenida de la Plata, el centro de recursos y formación del ayuntamiento (que comparte con la asociación de consumidores Avacu), la biblioteca Joaquim Martí i Gadea, el lateral del colegio Magisterio Español y, para rematar, un parque público triangular repleto de matojos y con dos puentes semicirculares de madera que, se presupone, hacen las delicias de los más pequeños.

A medida que avanzas por esta avenida, menos atractiva resulta. Así, decido dar la vuelta. Prefiero la Valencia clásica. Con la vista puesta en la silueta del Palau de les Arts (no aludo precisamente a este edificio icónico con lo de ´clásica´), tuerzo por la avenida Profesor López Piñero, a la altura del Santuario de Nuestra Señora de Monteolivete y del Museo Fallero. Ahora sí, una buena inhalación de tradiciones.

Alcade a lo Rajoy

Apenas 50 metros después comienza la calle Alcalde Reig, que lo fue de la ciudad durante 15 meses, además de presidente del Banco de Valencia y numerosos otros cargos. Esta vía urbana en la práctica únicamente tiene un lateral edificado; el otro se limita a la acera junto al murete del Jardín del Turia.

La desaliñada plaza Parc de Montolivet constituye su prólogo y casi su epílogo. Abraza su edificio más emblemático: la Escola Universitaria de Magisteri, con sus naranjos en tal ebullición frutal cuando pasé que habían llenado sus alcorques de cítricos por recoger. Después, atravieso los cruces de las calles Luis Oliag (también otro alcalde local en cuya calle despunta ahora el centro de salud, colindante con un local de tatuaje y enfrentado a un gimnasio) y Avinguda del Regne. Aparecen las tiendas de alquiler de bici (uno más de los rasgos singulares de Alcalde Reig) hasta que me vuelvo a plantar en la transitada avenida de Peris y Valero, donde termina la calle del ex primer edil. A Reig me refiero.

Nacido en Oliva

Vamos a por otro alcalde, a por Ruiz de Lahory, previo paso por Cánovas y sus calles aledañas, repletas de rótulos de políticos de renombre, empezando por la plaza en recuerdo del propio presidente Antonio Cánovas del Castillo. Voy apurado, de manera que apuesto por meterme en la calle Císcar, en homenaje al político nacido en Oliva que tanto protagonismo alcanzó durante la Guerra de la Independencia. Esta calle merece un recorrido parsimonioso para contemplar sus edificios señoriales, policromados, o sus pórticos. Me llama la atención el número 40, con un enorme escudo siluetado que lo envuelve completamente.

Joaquín Costa, Conde Altea, Marqués del Turia y la proyección que dio a Valencia con la exposición regional que organizó para celebrarse en 1909. Las denominaciones de políticos que rotulan calles se me acumulan. Se me agotan el tiempo y la energía. He perdido la cuenta de los kilómetros recorridos. Paso por Cirilo Amorós, y más evocación, En este caso hacia quien fuera gobernador civil de Valencia a mediados del siglo XIX. No puedo detenerme.

Por fin llego a mi destino. Entre las calles del Mar y La Paz una callejuela recuerda a José María Ruiz de Lihory. Sí, el padre de la célebre mata hari valenciana Margarita Ruiz de Lihory. En cualquier caso, quien nos trae a esta vía urbana es el que fuera alcalde y diputado, aunque en ninguna de las placas de esta calle se evoca su cargo político. En una de mármol, la más elegante, lo presenta como barón de Alcahalí. Sin más explicación.

Tramos diferenciados

Pero vamos a lo que nos interesa, naturalmente, vamos a la calle en sí. Me sorprenden los dos tramos tan diferenciados. El primero, desde Mar hasta La Paz, estrecho y comercial; el segundo, desde La Paz hasta el Palau Boil d´Arenós, peatonal, discreto y señorial. Con un bistrot en la esquina izquierda final y la tienda de Loewe a la derecha. Y un local de tasación de alhajas de arte religioso al inicio de este tramo tan recoleto. Con esos detalles sobra para definirla.

A unos 300 metros se encuentra la calle del Gobernador Viejo, que alberga la enigmática historia de su asesinato y, sobre todo, palacetes, un espacio "inspirador" (así lo presentan), una residencia de mayores y la Escolanía de la Señora de los Desamparados. Y, en dirección contraria, una céntrica avenida de Valencia que rememoraba otra figura con pedigrí de alcalde: el Barón de Cárcer. El Ayuntamiento decidió cambiar esa denominación. Igual, para compensar, en Malilla ha acordado bautizar una calle como Alcalde Vicente Marco Miranda, quien, nacido en Castellón, alcanzó el rango de primer edil de València.

Para otra ocasión dejo el recorrido por Alcalde Cano Coloma, junto a Serrería, entre las calles de los niños santos Justo y Pastor y Jerónimo Monsoriu. También apunto como pendiente una larga lista de políticos con su correspondiente tramo viario, caso de Ministro Luis Mayans (junto a calle Sagunto) o los Periodista Azzati, Embajador Vich o Aparisi i Guijarro, en los aledaños del ayuntamiento. Eso ya para las siguientes elecciones, cuando nos volvamos a zambullir en las mareas políticas, que València está llena de referentes de ese singular ámbito. Y quién sabe si se añade algún alcalde reciente.