CRA Palancia Espadán: una apuesta educativa por el entorno y la vida de sus pueblos

Si algo caracteriza a nuestra comarca es la gran presencia de los Centros Rurales Agrupados (CRA), que no son más que centros que engloban aularios de distintas localidades cercanas.

El CRA Palancia Espadán lo componemos, actualmente, los aularios de Castellnovo, Navajas y Vall de Almonacid. Tenemos la gran oportunidad de mantener una relación y comunicación constante mediante encuentros, salidas, intercambio de proyectos, nuevas tecnologías, etc.

La existencia de nuestro centro es fundamental para la supervivencia de los pueblos que lo componen y los de alrededor, ricos en naturaleza, vida tranquila y paz. Y no solo el entorno es una suerte; otras ventajas que nos caracterizan son las ratios mucho más bajas que en los centros de ciudades más grandes, las aulas las habitan niños/as de diferentes niveles (lo que supone un enriquecimiento y un valor pedagógico incuestionable) o que conservamos una gran cercanía con las familias y las asociaciones vecinas, entre otras.

En concreto, desde el aulario de Vall se está haciendo especial hincapié en un giro metodológico que tenga el entorno y la naturaleza como fuente principal del aprendizaje y convierta a los/as alumnos/as en los/as verdaderos/as protagonistas de su proceso de crecimiento. Los proyectos de trabajo internivel (incluso infantil-primaria), la tutorización entre alumnos/as, los ambientes de aprendizaje en infantil y el progresivo abandono de los libros de texto en primaria, nos está permitiendo aprovechar las verdaderas inquietudes e intereses de los/as pequeños/as que, en estas edades, giran en torno a su vida más cercana. De hecho, este curso hemos iniciado el proyecto Al-Hort, con el que estamos empezando a cultivar nuestras propias verduras y plantas medicinales de manera ecológica, favoreciendo no solo el acercamiento al medio sino, también, potenciando actitudes cooperativas, el sentido de la responsabilidad o el respeto hacia la naturaleza.

Esto nos lleva a entender la escuela como un espacio vivo, libre, respetuoso con la infancia y sus tiempos, además de democrático, pues todo o la gran mayoría de cosas que acontecen en ella son decididas en asambleas, donde la voz del/la alumno/a tiene el mismo peso que la del/la adulto/a; un/a adulto/a que, por cierto, adquiere un papel secundario, de guía, de observador; no se adelantan acontecimientos, todo sucede cuando el alumno está preparado para ello.

Al final, entendemos, como diría Ortega y Gasset, que "El renacuajo no se hace un mejor sapo si se lo fuerza a vivir fuera del agua prematuramente. Así también, el niño no desarrolla mejores cualidades humanas si se reprimen sus impulsos naturales, si se le obliga a portarse como un pequeño adulto (…)".