De
vez en cuando pasa. El calendario tiene estos caprichos y resulta que
se nos juntan nuestras fiestas con la Semana Santa sin solución de
continuidad. Y nos hacemos un lÃo sin saber si toca comer buñuelos
de viento o de bacalao, paella o mona de Pascua, o ponerse peinetas o
capirotes. Y asà no hay quien se aclare.
Confieso
que en estos dÃas he mirado la agenda y el calendario tropemil
veces, porque ya no sé cuando se trabaja o cuándo no, y, sobre
todo, cuando nuestros retoños tienen clase o no la tienen, que eso
sà es un problema. Que aunque las mÃas ya son mayorcitas y se
gestionan por sà mismas, recuerdo con angustia cuando tenÃan dÃas
y dÃas de vacaciones mientras sus papás y mamás trabajábamos.
Cada
año, el dÃa 20 de marzo, me despierto con la misma sensación. Al
ver que las calles, que apenas un rato antes, estaban llenas de
gente, de monumentos, de carpas y de jolgorio, están vacÃas y ya no
tienen ni las cenizas de las fallas, me invade un no sé qué de
nostalgia y de esperanza a la vez. Pero esta vez el calendario ni
siquiera me da tiempo a metabolizarlo. En unos pocos dÃas, Semana
Santa y Pascua, que aquÃ, como somos como somos, tiene un calendario
escolar diferente.
Todos
los años pienso lo mismo. DeberÃan hacer algo para que no se
juntaran tanto las fiestas que apenas una vuelve a cogerle el pulso a
eso de trabajar, vuelve el lÃo. Y mientras, el mundo sigue girando
con sus problemas y sus miserias por más que hayamos hecho un
paréntesis donde nos olvidamos un poco de todo.
AsÃ
que recordemos. Fallas, Semana Santa, Pascua y lo que sea. Pero a las
mujeres nos siguen matando por ser mujeres, quienes no tienen techo
siguen sin tenerlo, el odio a lo diferente sigue campando a sus
anchas y los pensionistas siguen temiendo no llegar a fin de mes. No
todo es fiesta. Y no estarÃa de más aprovechar ese tiempo de relax
para pensar en esas cosas que continuan pasando cada dÃa en el
mundo.
Pensemos
que, aunque tengamos fiestas y vacaciones, para muchas personas cada
dÃa es todo un reto al que sobrevivir. Y no está de más aprovechar
el descanso para reflexionar un poco. Aunque sea entre un bocado de
mona de pascua y otro.
SUSANA
GISBERT
(twitter
@gisb_sus)