Uno de los puntos defensivos que se conservan en El Puig y que se pueden visitar en las rutas programadas por el Consistorio. EPDA Desde la Edad Media y hasta la Guerra Civil Española, el municipio de El Puig de Santa Maria ha sido un punto estratégico esencial para la defensa de València y su territorio. El cronista Julio Badenes lo atribuye a diversos elementos como sus montañas que "constituyen una primera defensa ante el atacante", la Via Augusta (camino utilizado desde la época Ãbero-romana) "que era perfectamente controlada desde las montañas de La Patà y del Cabeçolet", a la posibilidad de vigilar el mar "desde la montaña de La Pedrera" y, ya en los años de la contienda bélica del 36, a la posibilidad de controlar el tren.
No es de extrañar que en la primavera de 1938, ante el avance de las tropas franquistas hacia la ciudad de València, el gobierno republicano pusiera su mirada en esta localidad de l'Horta Nord, a la hora de plantearse una nueva estrategia defensiva que entorpeciera los planes de sus enemigos. En esta conyuntura histórica, se construyeron unas fortificaciones en forma de arco en torno a la ciudad de València, cuya declaración de Bien de Interés Cultura (BIC), solicitada por La Coordinadora de Defensa de los Bosques del Túria, el Consell Valencià de Cultura y la Federación Valenciana de Municipios y Provincias, sigue pendiente.
Esta lÃnea conocida como El Puig-Los Carasoles, también llamada la Inmediata por ser la más próxima a València, tiene 26 kilómetros de longitud que se extienden desde El Puig hasta Ribarroja del Turia, pasando por los términos municipales de Náquera, Rafelbunyol, Moncada, Bétera, Paterna, San Antonio de Benagéber, l'Eliana. Se trata de un amplio complejo formado por trincheras, búnkers, túneles, nidos de ametralladoras y plataformas.
En el término de El Puig se conservan cinco puntos de defensa. Uno está en la costa, se trata de una baterÃa antiaérea que está declarado BIC desde julio del 2006. El resto de puntos defensivos se encuentran en los montes del Cabeçolet, Cabeç Bort, Santa Bárbara y la montaña del Castell, también conocida como la Patà .
Su excelente estado de conservación -las trincheras no fueron finalmente usadas en el conflicto armado por la victoria franquista en la batalla del Ebro- y la puesta en valor de este patrimonio en los últimos años lo han convertido en visita indispensable para los amantes de la historia.
Desde el Consistorio se organizan periódicamente visitas guiadas a esta fortificación. Según el calendario, que se puede consultar en la web municipal, las próximas visitas están programadas para los dÃas 16 de abril, 14 y 28 de mayo y 11 y 25 de junio.
En las escalinatas del Monasterio de El Puig, los visitantes encontrarán a la persona que les guiará en este particular viaje por la historia reciente de España. Desde Calderona Viva, empresa encargada de las rutas, insisten en la importancia de inscribirse antes de hacer la ruta "para que podamos llevar los cascos y luces que se precisan para hacer este recorrido". Sobre las once de la mañana, el grupo -de un máximo de veinte personas- se adentrará por las calles del pueblo para hacer distintas paradas donde se conocerán detalles de algunos elementos relacionados con la contienda bélica. Paso previo al ascenso a la montaña de la Patà , donde se explicará a los visitantes cómo se llevó a cabo la construcción de la lÃnea de defensa. A continuación, la comitiva podrá acceder a las trincheras de hormigón y en perfecto estado de conservación, en las que encontrarán algunas leyendas de las personas que participaron en su construcción a finales de los años treinta. Un audio con bombardeos servirá para ponerlos en situación y que puedan comprobar lo que podÃa sentirse en un momento histórico tan complicado. Luego, se volverá al punto de origen.
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