Ha pasado un mes y parece que ha pasado una eternidad. Lo que era fantasÃa para una sociedad como la española ahora resulta imprescindible. Plenos y juntas a distancia, clases online sin necesidad de escuelas, rentas básicas universales y personas que se dan el codo o hacen una reverencia a dos metros de distancia. El coronavirus de Wuhan ha hecho algo mucho más grande que permitir ver jabalÃes por la diagonal de Barcelona: ha precipitado todo lo que ya sabÃamos y nos negábamos a aceptar porque "no estábamos preparados".
Mañana el tema de los fichadores habrá pasado al fondo del montón de asuntos a despachar Seguiremos, sÃ, discutiendo sobre si España se rompe y sobre las mismas cosas que venimos discutiendo desde hace ni se sabe; echando pulgas a perro flaco y buscando los tres pies al gato. Lo bien cierto es que nuestro futuro está en el fondo del montón, en lo último de nuestras prioridades: son dÃas de futuro pasado.