Casi el 31% opina que las empresas de alimentación deberían enfocar sus esfuerzos en innovación hacia la obtención de productos más saludables -EPDAAunque este año los consumidores cuestionados para la Encuesta Sobre Hábitos de Compra y Consumo 2022 de la Mesa de Participación Asociaciones de Consumidores (MPAC) son más conscientes del significado de la figura del consumidor vulnerable -aquellos en situación de subordinación, indefensión o desprotección que les impide el ejercicio de sus derechos como personas consumidoras en condiciones de igualdad-, los valencianos se desmarcan abrumadoramente de esta figura al no considerarse consumidores vulnerables en un porcentaje cercano al 73%. Eso nos deja alrededor de un 20% que sí se considera así, frente al 38% nacional, y un 8% que desconoce el significado de este concepto. Además, el consumidor medio español que se considera vulnerable lo hace mayoritariamente porque su nivel de renta es bajo, mientras que en el caso de Valencia se aduce un desconocimiento de las nuevas tecnologías. El resto de los factores como variables psicosociales (edad, sexo, origen nacional o étnico, lugar de procedencia, discapacidad...) o el nivel de formación, quedan reducidos a porcentajes de una sola cifra. Además, cabe destacar, el alto porcentaje de consumidores valencianos (78%) que consideran que sus hábitos alimenticios son saludables, frente al 66% de la media nacional.
También difieren en cuanto a cambio de hábitos ya que solo el 64% de los valencianos admite haberlos modificado frente al 72% de la media estatal. Entre las maneras de hacerlo entre los que respondieron que sí, sobresale ligeramente la de diversificar la compra en varios establecimientos (20%), seguida de buscar mejores precios (18%) y de aprovechar más la comida evitando el desperdicio (14%). Muy pocos han cambiado el tipo de productos que consumen o han reducido su gasto en alimentación. En el caso de la media española, el 20% eligió primera opción la búsqueda de precios mejores y un 21% comprar otro tipo de productos.
Según el análisis de los datos recabados, el consumidor medio en la Comunidad Valenciana valora positivamente a las empresas responsables con el medio ambiente a la hora de comprar un alimento ligeramente por encima de la media estatal; 53% frente al 52%. En el momento de decidir la compra de un alimento concreto a los valencianos les interesa mucho más saber la procedencia del mismo (42% frente al 25% de la media), si el fabricante o distribuidor está comprometido con el medio ambiente o quién es el fabricante real, ambos con un 17%.
En la misma línea, el 97% (88% en la media estatal) de los encuestados valencianos opina que el desperdicio alimentario es un problema importante. Para evitarlo opta por aprovechar más los alimentos (47%) y planificar mejor las compras (30%). Tan sólo un 3% reconoce no hacer nada.
En cuanto a sostenibilidad, nos encontramos con que un 91% de los consumidores encuestados en Valencia afirma que los hábitos alimentarios afectan al medio ambiente en función de lo sostenibles que sean los alimentos. Además, en esta comunidad autónoma estarían más dispuestos a pagar algo más por productos alimentarios sostenibles; 58% frente al 35% estatal.
El etiquetado de los alimentos lleva años generando debate y siendo la 'asignatura pendiente' de industria y administración. Por un lado, por su relevancia para la salud del consumidor y por otro, debido a la exigencia de este de disponer cada vez de más información sobre el producto que adquiere. En este contexto, la Encuesta Sobre Hábitos de Compra y Consumo de la MPAC revela que en 2022 pese a que, en general, ha aumentado el número de aquellos que admiten consumir productos una vez pasada la fecha de caducidad (67%), los valencianos lo hacen ligeramente por debajo de esta media (63%). En cuanto a los conceptos informativos más importantes de la etiqueta, los residentes de la Comunidad Valenciana señalan en empate técnico la fecha de caducidad y la composición/ingredientes del producto (72%). En tercer y cuarto puesto sitúan el lugar de origen (39%) y a la información nutricional (31%), desplazando al precio con un 24%, que en el cómputo estatal ocupa la tercera posición con un 37.
Aunque en general se constata que, año tras año, el consumidor va perdiendo el hábito de leer las etiquetas (del 41% en 2021 al 34% en 2022), los consumidores valencianos afirman leerlas por encima de la media (93%). De ellos, alrededor de un 45% solo lo hace de vez en cuando. A pesar de ello, los residentes de la Comunidad Valenciana encuestados opinan que la información que ofrece la etiqueta del producto es útil (39%) pero poco visible o accesible (34%).
De acuerdo con dicho estudio, el consumidor es consciente de la importancia de unos buenos hábitos de alimentación. En el caso de la Comunidad Valenciana, los residentes encuestados están mucho más seguros de que sus hábitos son saludables que en el conjunto del país; el 78% frente al 66%. Tan solo un 10% reconoce no tenerlos y un 12% no lo sabe (un 22% en la media del país).
Este año la proximidad desplaza a la calidad a la hora de elegir un establecimiento de compra. De hecho, los residentes de la Comunidad Valenciana encuestados valoran la cercanía en 12 puntos más que la media estatal (65% frente a 53%). Su segundo factor relevante, con un 60%, es la calidad y el tercero, el precio, con un 49%. En cuanto a la elección del producto alimentario, la calidad es lo más valorado por los valencianos (52%), seguida de las preferencias personales (24%) y, por último, el precio (19%).
Sin duda, el supermercado es el formato comercial preferido por los consumidores valencianos para realizar sus compras de alimentación y gran consumo, con 18 puntos de diferencia respecto a la media estatal (82% frente a 64%). A mucha distancia le siguen los mercados municipales, el pequeño comercio y las tiendas especializadas. En último lugar optan por el hipermercado.
Los consumidores valencianos valoran de forma positiva la compra online de productos de alimentación (70%) aunque, de estas, un 43% no utiliza este método porque no lo necesita. También hay un 23% que prefiere ver físicamente lo que compra o a la que le genera desconfianza. En línea con el resto del país, los valencianos destacan la comodidad como el aspecto más valorado de la compra online.
Por otro lado, solo un 34% de los residentes en la Comunidad Valenciana afirma haberse visto influenciado a la hora de comprar o consumir un producto de alimentación y gran consumo por la información en Internet o redes sociales. En el cómputo medio estatal esta cifra se eleva hasta el 43%. Además, el 40% de los valencianos asegura haber seguido comprando igual a pesar de haberlas recibido.
Casi el 31% de los consumidores cuestionados en la Comunidad Valenciana opina que las empresas de alimentación deberían enfocar sus esfuerzos en innovación a la obtención de productos más saludables. En este apartado difieren del cómputo medio estatal en el que uno de cada cuatro encuestados opta por la calidad. También se desmarcan con la segunda posibilidad ya que apuestan por una mayor responsabilidad social y medioambiental con un 26%, frente al 16% de la media del país. A la obtención de productos de mayor calidad y la búsqueda de un precio más ajustado les otorgan un 19% y un 18%, respectivamente.
El 88% de los valencianos cuestionados para este estudio es consciente del uso de las nuevas tecnologías en su acto de compra de productos de alimentación, 8 puntos por encima de la media estatal. La mayoría opina que las tiendas de alimentación han avanzado mucho en pocos años. Asimismo, a un 45% el uso de las nuevas tecnologías les facilita la compra, a un 32% le es indiferente y a un 23% le preocupa el posible uso de datos personales que esta práctica genera.
La Mesa de Participación (MPAC) es un foro de debate y grupo de trabajo formado por las Confederaciones y Federaciones de asociaciones de consumidores y usuarios CECU, FUCI, UNAE y UCAUCE junto con Mercadona. Fundada en 2014, la MPAC se reúne periódicamente con el fin de debatir sobre temas de actualidad, nuevas tendencias y hábitos de consumo y con el objetivo de proponer soluciones conjuntas en el ámbito del consumo y de establecer lazos de unión entre la administración, los consumidores y el ámbito empresarial.
