La pelÃcula alemana 'Jibril' y la japonesa 'The Hungry Lion' entran en competición este martes en la Sección Oficial de Largometrajes de Cinema Jove con sendas proyecciones en la Filmoteca, que contarán con la presencia de los respectivos directores, Henrika Kull y Takaomi Ogata.
Henrika Kull ya rodó en 2005 un corto documental, 'Absently present', sobre la relación entre una mujer y un preso. Posteriormente pasó mucho tiempo en prisiones hablando con reos como preparación para 'Jibril'. "Con el tiempo descubrà que no son los parientes los que terminan con sus relaciones sentimentales, sino los reos, que se vuelven más distantes a medida que transcurre la sentencia", asegura la realizadora.
La protagonista de la pelÃcula, interpretada por la actriz Susanna Abdulmajid, toma a mitad de trama decisiones quizá más pasionales que racionales. A este respecto, la directora y guionista de la pelÃcula asegura que "ama la intensidad" y que las personas que toman siempre las decisiones correctas le parecen "muy aburridas".
La parte primordial de la historia transcurre en un centro penitenciario. "En Alemania, muchas prisiones se siguen construyendo de acuerdo con el sistema panóptico, una arquitectura muy brutalista", asegura Kull, para quien, a dÃa de hoy, las cárceles de su paÃs siguen siendo "instituciones muy inhumanas".
Los principales personajes de la pelÃcula son alemanes de origen árabe y su universo es el hábitat natural de la historia. Sin embargo, la directora de 'Jibril' le resta importancia a este aspecto: "No querÃa hacer una pelÃcula sobre musulmanes, sino sobre dos personas que se enamoran".
La pelÃcula aúna el tema del acoso, de la impunidad de la violencia sexual contra las mujeres, de las 'fake news' en el entorno digital y hasta del amarillismo de la prensa japonesa en una historia con tintes realistas que parece mostrar de manera descarnada algunos descosidos más que incómodos de la sociedad nipona actual.
"Aunque Hitomi es una estudiante, la situación a la que se enfrenta la puede sufrir cualquiera a cualquier edad", asegura Takaomi Ogata en referencia a la vÃctima del acoso, cuyo abrupto final la convierte en noticia recurrente en televisión y prensa. Esta última parte de la pelÃcula constituye una crÃtica bastante mordaz contra los medios de comunicación de Japón, por su amarillismo, banalización y falta de respeto a la intimidad de las vÃctimas.