Este estudio,
desarrollado por Andrea GarcÃa Montes, doctoranda en LingüÃstica Aplicada en la
Universitat Politècnica de València (UPV), ha analizado el uso de emojis y su
impacto en un contexto de relaciones delictivas y engañosas.
En concreto, el
análisis se ha centrado en la utilización que hacen de los emojis los
ciberacosadores sexuales a menores (conocidos como "groomers"). En
una muestra de 70 conversaciones cedidas por la SecretarÃa de Estado de
Seguridad, el estudio constata que los ciberacosadores utilizan más que las
vÃctimas estos elementos gráficos.
De entre los 20 emojis
más usados por los ciberacosadores sexuales a menores, el del corazón es el más
frecuente, con un 25 %, seguido de la pequeña cara amarilla con dos corazones
como ojos (10 %), según los resultados de este estudio.
También aparecen entre
estos 20 pictogramas algunos con un sentido más sugerente como son el emoji de
una cara sonriendo con superioridad (4 %) o el de una pequeña llama de fuego (3
%).
Algunos estudios
señalan, de hecho, que el uso de emojis como la carita sonriente o el corazón
son la mejor elección para este fin y los ciberacosadores sexuales de menores
son conscientes de esta percepción, explica Andrea GarcÃa Montes.
El trabajo, dirigido
por la profesora de la UPV Carmen Pérez Sabater, también analiza el contexto de
aparición de estos emojis y concluye que los pictogramas usados por los adultos
aparecen en la mayorÃa de los casos junto a apelativos cariñosos como
"bebé" o "cielo" con la finalidad de intensificar ese
sentimiento engañoso que se está desarrollando entre ambos.
EL USO DE EMOJIS CONTRIBUYE
A LA RED DE MENTIRAS
Con el uso de estos
emojis, el adulto pretende crear y desarrollar una relación, ya sea amistosa o
romántica, con su vÃctima, y contribuyen a la red de mentiras que los agresores
tejen para conseguir sus fines delictivos, concluye el estudio.
Este también recoge
que del uso de estos emojis se desprende la idea de que, en un contexto de
ciberacoso sexual a menores, los adultos los emplean para introducir temas
sexuales de una forma implÃcita o pÃcara para engañar o confundir a los
menores.
"El uso de emojis
contribuye a la red de mentiras que los agresores tejen para conseguir sus
fines delictivos, ya sean fotos o vÃdeos comprometidos del menor o quedar
fÃsicamente para mantener relaciones sexuales", apunta Andrea GarcÃa
Montes.
El estudio, que se enmarca
dentro del proyecto Stoponsexgroom, financiado por el Ministerio de Ciencia e
Innovación, fue presentado en julio en la decimoctava edición del congreso
International Pragmatics Conference celebrado en Bruselas (Bélgica).