España vive el peor momento de su historia moderna, con una crisis económica que asfixia a millones de españoles. Como consecuencia, el gobierno de Mariano Rajoy nos bombardea todos los viernes con una medida de recorte y ajuste, muchas de las cuales nos joden especialmente, aunque otras son imprescindibles porque el Sistema no da más de sÃ: con casi 6 millones de parados y apenas 20 millones trabajando, no se mantiene un paÃs y su Estado del Bienestar, ahora en jaque.
Pero este artÃculo no trata de analizar en profundidad las causas de este desastre, ni las consecuencias de la ruina y de algunas medidas del Gobierno de Rajoy, sino que voy a centrarme en sólo dos aspectos, que me parecen fundamentales y que me tienen encabronado. Y ya que poco puedo hacer para cambiarlo, al menos contribuir con mi granito de arena en forma de artÃculo contra la banca y los polÃticos corruptos, dos conceptos que, al menos en las antiguas cajas ahorros, van en muchas ocasiones de la mano.
En primer lugar, es muy preocupante el nivel de corrupción polÃtica en España y el grado de perdón público. La sociedad no es consciente, porque los medios de comunicación sólo conocen y/o publican la punta del iceberg, del Ãndice de corrupción en este paÃs, desde los ayuntamientos al Gobierno central, pero en especial en las comunidades autónomas, muchos de cuyos gobiernos han robado a espuertas y han dilapidado con obras suntuosas, faraónicas o inútiles el dinero de todos los contribuyentes.
Dinero que ahora nos hace falta para ayudar a los 6 millones de españoles que malviven y a las miles de familias que han perdido sus casas por la avaricia de los bancos y la injusticia de la justicia.
Justicia ciega ante los casos de corrupción que salpican y han salpicado a lo largo de estos 35 años de democracia a miles de concejales, alcaldes, diputados y presidentes. En el mejor de los casos, hemos conocido algunos escándalos por su explotación mediática, pero muchÃsimos más han pasado desapercibidos y no los ha conocido el gran público, porque los polÃticos y las administraciones conocen bien la ley y, hecha la ley, hecha la trampa.
Trampa en la que han caÃdo apenas unas decenas de sinvergüenzas, que en la inmensa mayorÃa no han acabado en la cárcel y, si lo han hecho, ha sido para salir al poco tiempo y sin devolver el dinero robado o dilapidado. Porque en España robar o gestionar mal sale muy barato y mientras no se pague penalmente por ambas cosas, este paÃs no será nunca serio.
Omito los ejemplos porque los hay de todos los partidos, aunque en mayor parte en el PP y el PSOE, que por algo gobiernan en más sitios, pero la corrupción es inherente al poder y, por tanto, ningún partido se libra de ella. Pero, ¿qué nos queda a los ciudadanos? Lamentarnos ahora, porque cuando pudimos castigar a los partidos con lÃderes corruptos, en demasiadas ocasiones continuamos dándoles nuestro voto.
Con todo el dinero desfalcado, dilapidado y robado en España hoy no habrÃa recortes.
Recortes que sufren los ciudadanos de a pie, vÃctimas de la corrupción y la mala gestión de muchos polÃticos, pero también de los bancos y su ruina, provocada por su avaricia y la estúpida gestión de muchos polÃticos colocados en las extintas cajas de ahorro sin tener ni puta idea de qué iba el negocio o, mejor dicho, sabiendo demasiado bien cuál era su verdadero cometido.
Porque hoy el sistema financiero español que va a rescatar por enésima vez el Gobierno central, está sufriendo la orgÃa de derroche y engaño masivo durante la época de la burbuja inmobiliaria, cuando nos hicieron creer que éramos ricos y nos 'regalaban' créditos a 40 años para comprar casa, coche y viaje a Tailandia. Un sistema que comenzó a desangrarse cuando el edificio de la construcción se vino abajo. Las cajas de ahorro, controladas por polÃticos del PP y PSOE en su mayorÃa, no fueron gestionadas como empresas, sino como cortijos para financiar a tal o cual partido, a tal o cual gobierno, regalando el dinero a empresarios afines y dando primas y sueldos a sus inútiles consejos de administración que ahora deberÃan devolver, amén de ir a la cárcel, por el enorme daño hecho a España y las millones de personas que hoy no pueden ni comer, porque han perdido su empleo y su empresa.
Un sistema bancario que era el número uno en el mundo, la envidia de todos los paÃses, un ejemplo a seguir. Porque mientras duró la hemorragia de la especulación, ganaron cantidades de dinero insultantes, con reparto de beneficios millonarios entre los accionistas. Cifras desorbitantes que se han entregado a quienes han hundido los bancos durante los últimos 30 años, entidades que no guardaron para los tiempos de vacas flacas y que han tenido que recurrir al desahucio de miles de familias y al robo público y consentido por el Banco de España -¡insultante que siga MAFO al frente después de haber consentido los desmanes en la banca!- de los ahorros de decenas de miles de personas con las participaciones preferentes, la gran estafa de la banca española en pleno siglo XXI.
Pese a lo cual, la banca española sigue hundida y el Gobierno central, el de un recorte cada viernes, acabará inyectándole miles de millones de euros que pagaremos entre todos los españoles. Porque de nada sirvieron inyecciones con dinero público, interveniones y fusiones frÃas. Por tanto, en conclusión, que los bancos están en el origen de la crisis. Comenzaron a fusionarse para intentar salvarse el pellejo. Fusiones que no han servido de nada, porque siguen sin prestar dinero a los ciudadanos y empresas. Y, para más inri, el Gobierno volverá a prestar dinero a las entidades financieras. ¿El mundo al revés? No. PolÃticos y bancos son la doble cara de la moneda. Y la justicia, mientras tanto, duerme el sueño de los injustos...
Tenemos motivos para indignarnos. Con la banca y muchos polÃticos. Pero, ¿qué podemos hacer los ciudadanos y clientes de tanto banco tóxico? ¿Sólo jodernos y pagar los platos rotos de la orgÃa que disfrutaron unos pocos?