Las Fallas tendrÃan que haber vivido este jueves su momento culminante con la "cremà " de los 800 monumentos repartidos por Valencia, Alicante y Castellón, pero miles de sus vecinos han improvisado desde sus casas para que el estruendo pirotécnico y la música popular intenten aliviar el confinamiento.
A través, cómo no, de las redes sociales, el ingenio que siempre ha caracterizado a estas fiestas que son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad se ha trasladado desde los ninots -almacenados en su mayorÃa hasta julio- hasta los salones, balcones y ventanas de cada casa: desde músicos tocando pasodobles al alimón en cada barrio al mediodÃa, a mascletaes manuales o grabadas a las dos de la tarde.
Estas últimas, uno de los espectáculos multitudinarios más famosos de las Fallas, han tenido su protagonismo en este atÃpico jueves festivo: en algunos barrios ha atronado por altavoces una antigua mascletà grabada de la plaza del Ayuntamiento, en otros algunos vecinos han tirado petardos hacia la acera y en otros, la baterÃa de cocina ha sustituido a los kilos de cohetes y material pirotécnico que crean la particular sinfonÃa del ruido en esta tierra.
Y desde algunos balcones y ventanas ha podido escucharse, por supuesto, el famoso llamamiento que hacen las falleras mayores para encender la mecha: "Senyor pirotècnic, pot començar la mascletà !".
Dos horas antes, y convocados por la Federación valenciana de Sociedades Musicales, miles de músicos ataviados con los uniformes de sus bandas o con ropa de ir por casa han salido a balcones y terrazas y han interpretado los dos pasodobles que conforman desde hace décadas la banda sonora de este dÃa: 'Paquito el Chocolatero' y 'Amparito Roca'.
"El objetivo era alegrar a la gente en estos dÃas de noticias negativas y aportar nuestro granito de arena para ilusionar, y lo hemos conseguido", ha explicado a EFE la presidenta de la FSMCV, Daniela González, quien ha participado con su clarinete en este particular concierto desde su terraza en Xilxes (Castellón).
La recompensa popular ha sido una sucesión ininterrumpida de aplausos y vÃtores, asà como peticiones de "¡otra, otra!" en una suerte de corralas culturales del siglo XXI.
Este jueves también hay ofrendas caseras a la patrona, la Virgen de los Desamparados (la Mare de Déu o la "Geperudeta" para los valencianos), con muñecos y flores; miles de fotos, vÃdeos y "memes" familiares compartidas de falleras y falleros con sus mejores trajes y adornos festivos; recreaciones virtuales de la "cremà " fallera a través de dispositivos móviles a partir de esta noche...
Y, sobre todo, se transmite mucha esperanza compartida en que esto pase pronto y todas las actividades festivas y multitudinarias -València sube su población hasta un millón de personas en los "dÃas grandes"- de una de las fiestas españolas más internacionales puedan celebrarse del 15 al 19 de julio y, ya en 2021, con total normalidad.
El alcalde de València, Joan Ribó, ha lamentado que la ciudad esté viviendo una jornada de "especial nostalgia" por el aplazamiento de las Fallas, pero ha destacado que los valencianos también tienen "la esperanza puesta en superar la crisis sanitaria entre todos".
Ribó ha visitado este jueves los almacenes de Feria Valencia donde se guardan muchos de los ninots de las fallas a la espera de poder ser quemados más adelante, una vez pase la emergencia sanitaria.
Este dÃa de San José, festivo en toda la Comunitat Valenciana, ha amanecido sin ecos de la Nit del Foc del 18, con las calles impolutas -además de vacÃas-, sin el ruido de las "despertaes" pirotécnicas que suelen reventar el sueño de los menos madrugadores, ni los preparativos para que el fuego inunde, a partir de la noche, cada barrio donde se plantan fallas, las grandes y las infantiles.
El estado de alarma por la crisis sanitaria del coronavirus cercenó este año las Fallas desde el martes 10 de marzo, cuando la Generalitat asumió el peor trago posible: anunciar que estas fiestas, que también se celebran en municipios de Alicante y de Castellón, además de en una gran parte de la provincia de Valencia, se aplazaban "sine die". Al dÃa siguiente se fijaron las fechas de julio, en un intento por dar luz a un sector del que viven miles de familias.
En este quinto dÃa de confinamiento, el deseo colectivo de un mundo mejor con que suelen quemarse las fallas para, también, dar la bienvenida a la primavera ha burlado momentáneamente la alerta sanitaria para que la fiesta llegue a todos los hogares.
Carlos Bazarra