El Museo de las Ciencias explica a sus visitantes qué es la evolución y
cómo las especies se adaptan a su entorno a través de determinados módulos del
'Bosque de Cromosomas', vitrinas de fósiles e incluso con la macroincubadora
'Bienvenidos a la vida'. Se trata de la ruta 'Evolución' que pueden hacer los
visitantes por si mismos en su recorrido por el Museo y que hoy destacamos con
motivo del 204 aniversario del nacimiento del cientÃfico Charles Darwin,
creador de la teorÃa de la evolución.
La ruta
'
Evolución'
comienza en la primera planta con la exposición 'Perfiles de la ciencia' que
reúne frases de los mejores cientÃficos de la historia. El cartel dedicado al
célebre naturalista inglés destaca recoge esta frase: 'Llamo selección
natural a la conservación de las variaciones favorables y al rechazo de las
desfavorables'. Desde este punto, los visitantes pueden dirigirse a la tercera
planta del Museo, para recorrer la exposición 'Bosque de Cromosomas'.
El módulo 'Dientes' expone varios cráneos, entre
ellos, uno de jirafa. Este animal es un ejemplo perfecto para explicar qué es
la evolución: los animales de patas y cuello más altos sobrevivirÃan mejor en
época de sequÃas, serÃan los mejor adaptados, lo que les permitirÃa alimentarse mejor y reproducirse. Al cabo de
millones de años, la totalidad de estos animales primigenios acabarÃan siendo
tan altos como las jirafas actuales.
El ajolote, un pequeño muy mayor
También en esta exposición encontramos el caso del ajolote, un animal
que se ha quedado literalmente en su estado de infancia, o más propiamente de
"larva". A ese fenómeno técnicamente se le denomina "neotenia" y consiste en un retraso experimentado por un ser vivo en su
desarrollo que le conduce a retener caracterÃsticas embrionarias en estado
adulto. El ajolote
mantiene rasgos de cuando era larva: agallas, una cola serpenteante, la
ausencia de párpados, y un sistema óseo constituido fundamentalmente por tejido
cartilaginoso.
El módulo dedicado al ojo y al sistema de visión nos muestra como el
camino que describe la evolución no es en lÃnea recta y ascendente. Este se
asemejarÃa más a un laberinto con bifurcaciones, saltos adelante y atrás, a
mejoras que funcionan "por los pelos". El funcionamiento del ojo es un buen
ejemplo de ello: La parte posterior de nuestros ojos, la retina, está cubierta
de células sensibles a la luz, llamados conos y bastones.
Pero hay un punto en el que no tenemos, es el lugar donde se sitúa el
nervio óptico que lleva la información al cerebro. Esta zona se llama punto
ciego ya que la imagen que tendrÃamos que ver en ese punto no la podemos ver.
Pero nosotros no nos damos cuenta ya que el cerebro "rellena" los huecos con
datos de la memoria.
'
Dinosaurios' vivos en el Museo
Y volviendo a la primera planta, encontramos el clásico módulo del Museo
'Bienvenidos a la vida', la gran macroincubadora de pollitos. Con este módulo
podemos hablar de las grandes extinciones en la historia de la vida. Una de las
más conocidas fue la de los dinosaurios. Por cierto ¿sabÃais que en el Museo
tenemos dinosaurios… vivos? Son los pollitos.
Porque no todos aquellos seres se extinguieron hace unos 65 millones de
años, sino que un linaje especializado, con plumas, sobrevivió: las aves, aves
como estas que estáis viendo nacer. Asà que tenemos nuestra propia incubadora
de los supervivientes directos de los dinos.
También el Museo acoge un módulo de
fósiles de Metazoos del perÃodo de Ediacara medio, hace nada menos que entre
575 y 560 millones de años. Representa la primera evidencia fósil de organismos
pluricelulares con tejidos diferenciados, una novedad revolucionaria para el
momento. Pero también una especie de "intento fallido" evolutivo: la fauna de
Ediacara supone un momento en el que aparecieron gran cantidad de novedades
evolutivas que no tuvieron éxito al adaptarse al medio, como de hecho ha venido
demostrando la dificultad de encontrar seres vivos similares en fósiles de
épocas posteriores.
'
Evolución' en el
Hemisfèric
Estos son algunos de los contenidos
del Museo que el visitante puede encontrar en el Museo de las Ciencias
relacionados con la evolución de las especies y el mecanismo de la selección
natural, la gran aportación de Charles Darwin, que nació el 12 de febrero de
1809. Darwin era un extraordinario
viajero. Su periplo en el Beagle alrededor
del mundo que duró nada menos que cinco años, le permitió hacer descubrimientos
extraordinarios como encontrar restos marinos en las alturas de los Andes (lo
que demostraba nada menos que aquellos terrenos estuvieron en el pasado bajo el
océano), asà como recabar pruebas (las relativas a las famosas tortugas
gigantes y a los pinzones) que le llevarÃan a pensar sobre el origen de todas
aquellas especies en un lugar aislado, a mil kilómetros del continente.
Parte de
este fascinante viaje puede seguirse en el planetario 'Evolución' que se
proyecta en el Hemisfèric. En él, además de navegar literalmente en la cubierta
del Beagle, pasearemos por las calles
de Londres en la época en la que vivió Darwin y asistiremos al momento en el
que aparece la vida en la Tierra.