Pere Antoni con la vara de mando en el pleno de investidura de la Corporación de Canet. EPDALas negociaciones para constituir un tripartito entre el PSPV-PSOE, Compromís y EU en Canet d'En Berenguer han acabado como el rosario de la aurora. Cuando todo apuntaba que iba a haber fumata blanca, en plenas fiestas patronales del municipio para celebrar el aclamado 'Pacte del Botànic', las divergencias por la representación en la Junta de Gobierno han distanciado más las posturas, especialmente, entre los valencianistas y EU.
La propuesta de Compromís de rotar las tenencias de alcaldía para que todos los grupos tuvieran representación en la Junta de Gobierno "de manera justa", tal y como ha declarado el portavoz de la coalición, César Gargallo, dejaba fuera del órgano de la Corporación al único edil de EU, Lluís Salvador, durante un año. Algo que el partido de izquierdas no ha consentido y ha supuesto el principal escollo de las negociaciones.
El Partido Socialista, ganador de las pasadas elecciones municipales que ostenta la alcaldía de Canet d'En Berenguer en manos de Pere Antoni, ha sido un mero espectador en la última reunión en la que Compromís y EU han mostrado sus discrepancias en el poder que debe tener cada partido en el ejecutivo local.
La presencia en la Junta de Gobierno se traduce en un mayor o menor sueldo para los integrantes de cada grupo municipal, así como un mayor o menor poder de competencias en la gestión municipal, algo que está llevando de cabeza a los protagonistas de las negociaciones.
El Partido Socialista, con cuatro concejales, no tiene mayoría absoluta para gobernar y necesita el apoyo de los dos ediles de Compromís y del único concejal de EU para formar un gobierno que le dé estabilidad para los próximos cuatro años. Por el momento, ya se han agotado los primeros 15 días del mes que la Corporación tiene de tiempo para celebrar el pleno en el que se repartan todas las delegaciones y competencias, que finaliza el próximo 15 de julio, 30 días después del pleno de investidura. Los tres partidos han decidido paralizar las conversaciones para apaciguar las aguas revueltas y retomarlas después de fiestas.
