El director gerente que sucedió a Consuelo CÃscar al frente del IVAM entre 2014 y 2020, José Miguel GarcÃa Cortés, ha explicado este martes al tribunal que, durante su etapa, recuperó el informe del conservador "con expresa mención al valor de la obra" como paso previo a la adquisición de obras de arte.
Esto se hizo para que se avalase la compra tanto en el sentido artÃstico como el económico, ha detallado GarcÃa Cortés, quien ha insistido: "Si se recuperó es que no existÃa anteriormente, claro".
GarcÃa Cortés ha testificado en el juicio que acoge la Audiencia de Valencia contra CÃscar, el exresponsable de finanzas del museo, Juan Carlos Lledó, y el hijo adoptivo del escultor Gerardo Rueda, José Luis Rueda, por la adquisición para el museo, por más de tres millones de euros, de obras de arte cuya originalidad se cuestiona puesto que fueron fundidas tras la muerte del artista.
"Cuando accedà al IVAM se nos requirió durante varios meses una ingente cantidad de documentos por parte del juzgado, colaboramos y dimos todas las facilidades, como no podÃa ser de otro modo", ha explicado.
"Cuando llegué al museo habÃa una situación delicada, quisimos marcar una lÃnea diferente y elegà a nuevos colaboradores para llevar a cabo un nuevo proyecto artÃstico", ha indicado en relación a Joan Llinares, que se encargó de la gestión administrativa y la interlocución con la Intervención de la Generalitat en su labor de fiscalización de la etapa anterior.
Preguntado al respecto por la AbogacÃa de la Generalitat, GarcÃa Cortés ha explicado que no recuerda ningún gesto de inquina, venganza o animadversión por parte de Llinares hacia los anteriores gestores.
El letrado de Consuelo CÃscar ha preguntado por la existencia en la colección del IVAM de esculturas póstumas, es decir, ejecutadas tras la muerte de los artistas, y se ha referido concretamente a varias piezas de la colección de Julio González en cuya cartela (breve ficha técnica) aparece la fecha en la que el artista la concibió, es decir, en vida.
En su respuesta, GarcÃa Cortés ha explicado que él no es experto en la escultura de ese periodo, que cuando llegó al museo ya se habÃan comprado esas obras y que "si no se cuestionan, esas fichas se dan por válidas, aunque algunas pueden contener errores".